Entre el Cielo y la Tierra

 

1 Reflexión

INFINITUD

Veo el cielo nocturno salpicado de estrellas, cortina de luces clavadas en un terciopelo negro. Cuento miles pero sé que hay trillones que la vista no me alcanza a ver. No tendría granos de arena suficientes para numerarlas en montoncitos ordenados. La negrura del universo me devuelve a mi pequeñez como si fuera apenas un grano de arena en un pequeño mundo de un sistema solar tangencial a la galaxia entre múltiples galaxias dentro de un cúmulo perdido en el cosmos.

2 Reflexión

ETERNIDAD

Mi corazón infantil alza la mano para coger un racimo de estrellas, me levanto y salto, ¿cuántas escaleras necesitaría para alcanzar una de ellas? Si me imaginara junto a Einstein montado encima de un rayo de luz a trescientos mil kilómetros por segundo podría llegar a los confines del universo. Sí, pero necesitaría quince mil millones de años para recorrerlo. Con esta friolera, ¿quién soy yo?, soy apenas el escalofrío de un resquemor en el parpadeo veloz de la mirada de un dios eterno.

 

3 Reflexión

MOVIMIENTO

Me llevo la mano al vientre, mis tripas se mueven y yo con ellas de aquí para allá. También se mueven las placas tectónicas de los continentes. El planeta gira sobre sí mismo en compañía de su satélite mientras se traslada alrededor del sol con la corte planetaria. El sol también se desplaza lentamente hacia las tripas de la Vía Láctea que coquetea con sus vecinas en el recuerdo lejano de un big bang. Todo se mueve en torno a su centro más cercano. Sin ir más lejos, nuestra casa, sin darnos cuenta, transita cada día por porciones del espacio nunca antes visitadas. Desde este punto de vista, la rutina cotidiana es una pura y tonta ficción.

 

4 Reflexión

MEMORIA DEL COSMOS

Cojo el álbum de fotos, veo seres queridos que ya están muertos, abuelos y tíos, amigos que todavía conservaban el pelo, adolescentes que ahora tienen arrugas, todo formando parte de mi memoria, de las innumerables capas y sedimentos de nuestros recuerdos. También el cielo estrellado es otra memoria del cosmos, vemos estrellas que ya murieron y presentimos otras que han nacido pero que todavía no vemos. Agujeros negros que se tragan restos de un banquete celestial y quásares rutilantes que engalanan grandes vacíos. Atrapados en nuestro espacio tiempo percibimos un instante que es sólo memoria parcial de un todo inabarcable.

 

5 Reflexión

PLANETA AZUL

Espumas de nubes se arremolinan allá abajo mientras se libra una lucha de luz y sombra sin que ninguna se dé por vencida en la rotondidad perfecta del planeta. Gaia es azul, los océanos y los mares son los reyes que bañan el puzzle de continentes cuyos perfiles nos insinúan que en un tiempo estuvieron ordenados. Tierra que está viva, que se autorregula con sus eras calientes y sus frías, con su actividad volcánica y su magnetismo.

Los primeros astronautas nos han legado algo único, la visión unitaria y majestuosa de una tierra ingrávida que no está sostenida, como se creía en la Edad Media, por tortugas gigantes y por elefantes que sostienen a esas tortugas que a su vez son sostenidas por otros elefantes… ad infinitum. La tierra es una nave espacial que baila entre el día y la noche , y se balancea entre el invierno y el verano en un viaje hacia lo desconocido.

 

6 Reflexión

VIDA

Brota la vida del fango, del mar y los rayos. La Tierra hace su primer experimento convulsionada por volcanes y meteoritos. En cierto sentido la vida es como la no vida pero con otro nivel de organización. En la frontera difusa de lo inerte emana la chispa de lo viviente. El laboratorio de la Tierra se construyó hace 5.000 millones de años, la alquimia de la vida esperó a los 2.500 millones de años. Y es que las cosas bien hechas necesitan tiempo.

 

7 Reflexión

EVOLUCIÓN

La vida es el reflejo del espíritu buscándose a sí mismo. La infinidad de especies de vida, el juego exuberante de Dios sabe que detrás de toda forma hay vacío, unidad de propósito, hermandad de esencias. La evolución es una interminable hilera de piedras en medio de la corriente de un río; hay que ir de saltito a saltido para vadearlo. Del pez al anfibio, del reptil al ave, al mamífero sin mediar, paradójicamente, entre especie y especie evolutiva una gradación de seres intermedios. Es como si la nueva especie estuviera presentida previamente y no floreciera hasta que las condiciones estuvieran maduras. El tentáculo de la evolución lanza un brazo hacia el oscuro mar de lo potencial y cuando tantea una forma arquetípica se aferra a ella hasta cristalizarla.

 

8 Reflexión

PRIMATE

¿A qué se parece una manzana? Sara respondió seleccionando las fichas que indicaban “rojo”, “redondo”, “rabo” y “menos apetecible que uva”. Un día Washoe se estaba divirtiendo delante de un espejo cuando le preguntaron señalando la imagen del espejo “¿Quién es éste?”. Washoe respondió señalando su índice hacia su pecho y acariciando sus orejas que convencionalmente significaba Washoe entre su cuidador y ella.

Compartimos con nuestros hermanos evolutivos los primates más del 99 % del código genético. Sus sociedades son complejas donde se dan, como en las nuestras, elementos de cooperación-solidaridad, por un lado, y competición-antagonismo por otro. Rien, chasquean los labios y castañean los dientes en sus contactos amistosos. Jadean y gritan cuando hacen el amor. Se dan protobesos. Se saludan con resoplidos y gritan cuando están en peligro.

Un día los humanos romperemos con las fronteras de la comunicación y sentiremos que no estamos solos en este inmenso universo. ¿No es verdad hermano sol, hermana flor, hermano chimpancé?.

 

9 Reflexión

HOMÍNIDO

En algún momento de la evolución silenciosa que se pierde en una noche de más de tres millones de años, una rama de los primates abandona la seguridad todopoderosa de los árboles y se yergue. Al levantar la cabeza para visualizar posibles peligros, al empuñar palos para defenderse el sutil pie cambia. El pie se adapta al terreno, la mano elabora movimientos precisos para fabricar herramientas, el cerebro, ligero de la presión semi-horizontal a la que estaba sometido se libera. En la vertical, la cabeza pesada encuentra un equilibrio liviano. Mano, pie y cerebro dialogan, la laringe se va convirtiendo en el portavoz de este maravilloso diálogo, ya casi humano.

 

10 Reflexión

SAPIENS

Así pues, no deberíamos olvidarnos que somos animales de los mamíferos, y entre estos del orden de los primates, especialmente homínidos, del género homo y de la especie sapiens. Apenas hace 100.000 años, una miseria en el tiempo evolutivo, que somos homo sapiens.

Homo sapiens que deja un rastro de extinciones que nosotros hemos llamado erectus, habilis o autralopitecos, entre otros. A menudo el mensaje que nos da la evolución es la de selección del más apto, pero también crueldad del más fuerte. ¿Quién sucederá a sapiens? Esperemos que otro sapiens menos demens.

 

11 Reflexión

RAZA

Nuestra gran abuela Eva nació en África y era de piel oscura. Pasaron miles de años hasta que el tronco común se dividió en emigraciones hacia Europa y hacia Asia. Nichos ecológicos determinados configuraron muchas características raciales de los humanos, su pigmentación, su estatura, su nariz, etc. Nos dicen los científicos que el genotipo de todos los seres humanos es común y que, por tanto, no existen las razas propiamente dichas. Cambia maravillosamente el fenotipo pero hay tantas diferencias como seres humanos. Hay quien ideológicamente quiere agrupar a los seres humanos por el color de su piel y no por la forma de las orejas, por la percepción de determinados sabores, por el grupo sanguíneo, por la sensibilidad al dolor, por la forma de los labios, etc, etc, que al fin al cabo darían otro tipo de razas. Esto nos haría más tolerantes porque estaríamos vinculados tal vez con un finlandés, con un pigmeo, con un indonesio o con un yanomami. Maravillosas expresiones del talante humano.

 

12 Reflexión

CACERÍA

La cacería hace al ser humano pues le obliga a prestar atención y a interpretar las señales del medio para ser efectivo, tiene que competir desde grandes desventajas, no es fuerte, no es veloz, no tiene garras, sólo le queda el camino de la inteligencia. La dirección del viento, las tenues huellas de la presa, la observación de los hábitos de los animales son las fuentes de información para sus estrategias. Acechar, poner trampas, buscar señuelos, esperar el momento preciso, y sobre todo, cazar en grupo. Se necesita un lenguaje preciso, unas estrategias comunes para que el grupo vaya al unísono. En realidad el humano no caza solamente piezas en sus cacerías, caza una cultura que lo catapulta hacia un desarrollo técnico y cultural considerable.

 

13 Reflexión

FUEGO

Dominar el fuego, controlar una chispa caída del sol. El poder de iluminar la noche, el poder de ahuyentar a los animales peligrosos, la capacidad de ablandar los alimentos que antes costaba comer. Es el fuego que Prometeo robó a los dioses, elemento poderoso pero también peligroso. Fuego para iluminar, pero también fuego para incendiar. El ser humano con poder tendrá, tarde o temprano, que hacerse responsable de sus actos.

 

14 Reflexión

BANQUETE

Después de días llega el grupo cazador con sus presas abatidas, es momento de celebración . El botín no se lo puede comer solamente el cazador porque la pieza es muy grande y la carne no se conserva muchos días, hay que redistribuir, hay que repartir de forma más o menos igualitaria el botín. En esta encrucijada nace el banquete además de la practicidad se convierte en un ritual, todos comiendo de la misma carne, todos unidos en la misma sangre.

 

15 Reflexión

SEMILLA

El bebé humano es demasiado indefenso y requiere cuidados muy específicos durante años. La mujer sujeta por la crianza se vuelve sedentaria, el hombre se puede retirar días a las aventuras de la caza. Pero en ese sedentarismo la mujer descubre un tesoro, la semilla. Y descubre como la semilla se hace brote tierno, y como la planta da frutos llenos de más y más semillas. Un ciclo de reproducción que también ella siente en sus entrañas. La tierra es la madre que da sus frutos, hay que fecundarla y hay que ofrecerle sacrificios.

 

16 Reflexión

MAGIA

Sobre la roca desnuda, en el interior de una cueva, el rojo ocre del primitivo se transforma en arte. Pinta caballos corriendo, bisontes y mamuts peludos. El cazador se apropia de las cualidades de sus presas, las saborea a la luz de una hoguera y las comparte con otros cazadores como los primeros iconos de un lenguaje arcaico. Otras manos elaboran figuritas de barro, símbolos fálicos, Venus con redondeces para imantarse de fecundidad. El arte va de la mano con la magia y ésta pretende poner a las fuerzas del universo a nuestro favor.

17 Reflexión

PALABRA

La mímica de los gestos y los gruñidos posibilitan sonidos más precisos para comunicarse a distancia cuando es de noche o cuando se está escondido en medio de los matorrales sin que auxilie la vista. Cuando la organización social se vuelve más compleja, cuando el repertorio de utensilios se vuelve numeroso, la palabra se abre camino ayudado, claro está, de una evolución de la laringe y de una estructuración del cráneo. Y la palabra es más poderosa que el fuego porque permite señalar algo que no está a la vista, puede evocar algo que todavía no es realidad o puede convencer a los demás para que te sigan.

 

18 Reflexión

CULTURA

El ser humano es humano desde sus genes, desde su cerebro y desde su bipedismo, pero ¡ojo!, nuestras estructuras físico-químicas son soportes de una superestructura complejísima que necesita de un medio social para implantarse, y es la cultura. Un niño-lobo, unos humanos sin ningún contacto con otros humanos no desarrollarían cultura aunque estuvieran dotados genéticamente por igual. Cada cultura es un cúmulo complejísimo de aciertos y adaptaciones al medio y a la convivencia que se transmite en una larga educación. Así, cultura y genética se imbrican, se apoyan, se solapan, a veces friccionan para dar saltos en la evolución.

 

19 Reflexión

MUERTE

En las tumbas más antiguas encontradas los difuntos eran colocados en posición fetal. Se nacía a este mundo enroscado y se nacía al otro mundo en la misma posición. Aparece la conciencia de la muerte y con la muerte el peso del tiempo, de un pasado que se proyecta irremediablemente en un futuro. El ser humano es lanzado fuera del Paraíso del eterno presente y teme la muerte, teme en primer lugar la descomposición de eso que uno es, su cuerpo, en segundo lugar, el vacío de esa nada a la que nos aboca la muerte. Aparece la obsesión por la muerte y se desarrolla los mitos para afrontarla. El ser humano siente la inmortalidad dentro pero reconoce objetivamente la mortalidad fuera, los ritos de muerte son ritos de supervivencia póstuma, barcas provistas de alimentos y amuletos para cruzar el río de la vida y penetrar en el desierto de la muerte. ¿Acaso en toda cultura no está agazapada la presencia de la muerte y su necesidad de sublimarla?

 

20 Reflexión

SEXO

No sólo nos obsesiona la muerte, también el sexo. Vehículo de la reproducción que asegura la supervivencia del grupo y, por tanto, vence a la muerte, en otro nivel, porque se perpetúa lo que uno es, lo que uno sabe a través de nuestros hijos. El sexo es la gran alquimia de la vida al fusionar un sentir con otro, al mezclar una identidad con otra. Pero en la sexualidad, creación del ser humano, hay también desmedida, éxtasis y violencia. La implosión de placer casi nos recuerda que el sexo es un juego de dioses, quizá este vértigo nos aclara la cantidad de normas, prohibiciones y tabúes en torno al “loco” sexo.

21 Reflexión

CONCIENCIA

Uno percibe y observa, pero también observa que observa. Esta reflexión que hace el ser humano, este distanciamiento de la ciénaga subjetiva le permite discriminar entre el acierto y el error, entre lo verdadero y lo falso. Al mirarse en el espejo de su vida, el ser humano toma conciencia de sí y se reconoce. No sólo está el destino implacable, se establece una cierta capacidad de libre albedrío. La conciencia ya no es mito ni magia, no es sueño ni alucinación, es una ventana abierta a la lucidez, al mundo complejo, a la interrelación entre diversas dimensiones, un diálogo que nos permite el conocimiento.

 

22 Reflexión

ALMA

Estaríamos tentados de decir que el alma es una metáfora en el ser humano, un rincón de la interioridad donde colocamos aquello que de nosotros nos suena a misterio, lo que se escapa a nuestra lógica, lo que deviene incomprensible o enigmático. Pero también podríamos decir que el alma es el nexo sumergido que une la isla con el continente, es decir, el ego con el inefable espíritu. Si el ego es un centro del ser presto a reaccionar ante el mundo para ajustarse a sus demandas e intercalar las propias, el alma es un centro más profundo que está a la escucha de una globalidad mayor. Puente entre la intuición y la percepción, entre el sentimiento y el pensamiento, el alma traduce la voz silenciosa del espíritu a los anhelos y esperanzas de nuestra idiosincrasia, y viceversa.

 

23 Reflexión

DIOS

Quisiéramos que Dios fuera el mero reflejo de las excelencias humanas, el delirio de perfección, la huída definitiva del caos y el desorden, pero Dios no cabe en nuestra mente. De las infinitas caras que muestra la divinidad ninguna la agota, porque lo divino sólo puede ser representado como símbolo del Misterio, como recuerdo de algo que nos trasciende, incomprensible e inabarcable. Por eso el místico ante el olor de lo divino guarda silencio. El Vacío que lo contiene Todo.

 

24 Reflexión

INFINITUD

Volvemos a la eternidad, al infinito, cerrando el círculo. El ser humano vive entre el cielo y la tierra. Cobijado por un macrouniverso que lo contiene pero también por un microuniverso que lo habita desde los átomos, moléculas y células que lo forman. El ser humano es materia pero también espíritu, es cuerpo y mente, es animal pero también ángel, es mortalidad en evolución y a la vez, conciencia eterna. El ser humano es finito en su limitación evidente, pero tiene un genio y creatividad infinitas. Nos sabemos capaces de inventos y creaciones artísticas magníficos pero también de torturas y genocidios. Somos conscientes pero también dementes, de infinita alegría y de profunda tristeza. El ser humano es un enigma para sí mismo. Tiene grandes tesoros que puede tirar por la borda en un arrebato infantil, egóico e inmaduro. ¿tendremos que aprender siempre a través de guerras, miserias, destrucción del planeta y crisis? Pero de momento, confiemos en él, pensemos que la pesadilla del mundo es una crisis de crecimiento, un comportamiento espurio de un proceso de maduración, una adaptación a la realidad hipercompleja.

Julián Peragón




Constelaciones Familiares: Entrevista a Joan Garriga

Julián Peragón (Arjuna): Hellinger se inserta dentro de la terapia sistémica lo que pasa es que él le ha dado todo un vuelco, ha establecido una paradigma nuevo ¿Cómo definirías las Constelaciones Familiares para alguien que no está introducido en este tema?

Joan Garriga: Seguramente, las Constelaciones Familiares es uno de losl método más rápidos y efectivos que hay en estos momentos en el panorama terapéutico para ver ,de una forma muy precisa, como son las dinámicas y las implicaciones familiares y cómo estas dinámicas y estas implicaciones contribuyen a mantener y sostener los problemas. También es un método sumamente rápido para mover estas imágenes familiares interiores que todos tenemos y que son determinantes, una manera de reordenarlas, es decir, de darles un orden a través de ciertos cambios en la posición de las personas o de ciertos rituales y frases concentradas, de manera que la persona interioriza movimientos de solución o movimientos hacia la vida. Y una constelación sigue teniendo efectos y moviendo los hilos profundos del Alma aún despues de mucho tiempo.

 

Arjuna: Cuando se realiza una Constelación la persona escoge en público a una serie de gente que representa sus figuras parentales y los elementos representativos de su familia pero ¿Cómo es posible que las personas del público que representan a estas figuras familiares sufran muchas veces los síntomas de aquellos a quien representan sin saber la historia previamente?

 

Joan Garriga: Este es uno de los aspectos más misteriosos e inexplicables de este trabajo. Una primera explicación es que los sistemas una vez constituidos tienen memoria propia y que las personas expuestas a un sistema son tomados por este sistema y reciben los sentimientos y las vivencias del sistema. El biólogo Rupert Sheldrake habla de campos morfogenéticos y afirma que la memoria está en el ambiente, en el contexto, en la forma en la que cristalizan las estructuras y los procesos, y que esta memoria puede ser captada. Ojalá pudiéramos levantarnos dentro de doscientos años y ver qué pasa pues todavía sabemos muy poco sobre como se transmite la información emocional o afectiva, más allá de la idea común de que opera por transmisión verbal o no verbal, y sin el riesgo de caer en esoterismos baratos.

 

 

Arjuna: Significa que de alguna manera uno siempre lleva esta memoria a donde va…

 

Joan Garriga: Y que las personas que estamos expuestas a la creación de esta persona que es el cliente, que construye o está presente, tenemos también la capacidad de podernos insertar en su mundo de afectos, en su alma familiar y la mayoría de la gente si no se resiste se sienten tomados por sentimientos que se parecen enormemente a los sentimientos de las personas reales y generalmente esta imagen construida posibilita una idea, una vivencia y exposición nueva acerca de lo que pasa en la familia, desvelando y manifestando asuntos y vibraciones muy profundas, porque la teoría que previamente tiene el cliente -la teoría y también la descripción del problema que tiene el cliente- contribuye a mantenerlo. De manera que los representantes perciben movimientos muy profundos de lo que ocurre en el sistema.

 

 

Arjuna: De alguna manera, y lo habíamos intuido, el alma familiar es real, tiene una influencia.

 

Joan Garriga: El alma familiar es algo que trasciende al individuo y que es una fuerza que une y dirige las vivencias, los guiones y los destinos de las personas que pertenecen a este sistema familiar y lo hace conforme a ciertas leyes, es decir a ciertos órdenes del amor que tienen que ser respetados para que el amor se logre.

 

 

Arjuna: Creo que hemos pasado por unas décadas donde se ha ensalzado al individuo.

 

Joan Garriga: Desde los años cincuenta y sesenta ha habido como una exacerbación de lo individual, del yo, pero esto es una falacia ideológica, un flujo sociopolítico, un fruto de los tiempos en el vaivén de la polaridad complementaria individuo-grupo. Es un posicionamiento ideológico pero no tiene nada que ver con los procesos existenciales profundos de las personas, porque las personas, aún y cuando creen que realizan el yo, están siendo leales a movimientos más amplios de su sistema familiar. La pertenencia al grupo familiar tiene la fuerza del fuego. Hay situaciones que las personas pretenden pasar por alto de una forma superficial y de una forma operativa, como por ejemplo un aborto o una separación, como si fuera un trámite, pero el alma se resiente y el mundo afectivo se resiente. Entonces en psicoterapia, desde hace muchos años, vemos por ejemplo en el tema del aborto que las mujeres que han abortado, y también los hombres, están heridos y sufren por esto y necesitan sanar su herida y asumir su culpa, cuando se sienten culpables, y poderle dar un buen lugar a este niño que no tuvo la oportunidad de nacer, entonces se liberan de nuevo, pero hacerlo como un mero trámite no funciona. A veces de una manera incosnciente se castigan. Y también hay gente que cree que puede dirigir su vida y creer que uno es el dirigente de su propia vida es cuestionable, hay fuerzas muy grandes, familiares, sociales y a veces es mucho mejor entregarse a estas propias fuerzas en lugar de resistirse. De manera que tanto podríamos decir que dirigimos nuestra vida como que somos dirigidos. Y, aunque parezca paradójico, ambas cosas están bien y tienen su lugar. Decía un gestaltista francés consciente de los excesos del yo de las últimas décadas que era tiempo de pasar de nuevo de “una egología a una ecología”

 

 

Arjuna: Podríamos decir que uno de los primeros objetivos de este trabajo terapéutico es un redescubrimiento del alma, antes de sanarla es descubrirla.

 

Joan Garriga: El alma es una red de vínculos, una comunidad de destino unida por los asuntos del vivir y el morir, y en esta red de vínculos actúa una especie de amor ciego. Sería el amor del niño, para el cual lo más importante es asegurarse que pertenece y tiene un lugar en esta red de vínculos y lo más terrible que vive un niño es la posibilidad de que se le abandone, de que se le excluya. Para pertenecer asume los códigos y las reglas que le hacen perteneciente, entonces si uno es judío odia a los palestinos y si uno es palestino odia a los judíos y si uno es del Barça desprecia a los del Madrid, y viceversa. Es decir asume como buenos y legítimas las posiciones de su grupo de referencia.

 

 

Arjuna: Es curioso porque en antropología estos datos se utilizan desde otro contexto. Un individuo que dentro de la tribu es marginado, rechazado y, evidentemente, en esas tribus no hay cárceles ni cuerpo judicial, pero basta que el grupo le niegue el saludo, el vínculo, para que esta persona se retire, se degrade y se suicide porque el vínculo es sagrado. Pero entonces ¿Qué precio tiene que pagar el individuo en esa red familiar?

 

Joan Garriga: También quiero decir que las Constelaciones ocupa un espacio dentro de la terapia donde se mira sistémicamente los hechos más importantes o más profundos de la familia y estos son los hechos del vivir y del morir o sea los hechos de la sexualidad y las subconsecuencias, que crean la vida y aseguran que se perderá esta vida, y también y a través de la sexualidad se establece la pareja, la descendencia, los hermanos, los nietos, etc. y a través de la violencia también la vida queda amenazada. Y también se construyen los vínculos a través del intercambio.

 

 

Arjuna: ¿Respecto a la violencia te refieres a la violencia introfamiliar?

 

Joan Garriga: No. Vinculo cuando hay violencia. Si un familiar tiene un asunto de violencia con otra persona que pertenece a otra familia también crea vínculo.

 

 

Arjuna: ¿Entonces la violencia vincula?

 

Joan Garriga: Sí, porque nos hace vibrar con la posibilidad de morir, entonces el agresor y su víctima quedan vinculados también.

 

 

Arjuna: Volviendo a la pregunta inicial, desde la prepotencia individual parece que uno no tenga que pagar un precio a esa red familiar y sin embargo en un punto anímico, del alma, de lo sutil, sí que hay que pagar un precio.

 

Joan Garriga: En las Constelaciones miramos tres aspectos, uno es el orden que tiene que ser respetado, que viene de atrás hacia delante, del pasado hacia el futuro y de arriba hacia abajo: que los padres sean padres y los hijos sean hijos. Y que el marido sea marido y ocupe su lugar y que la mujer sea mujer y ocupe su lugar. Pero este orden queda trastornado muchas veces porque a veces un hijo toma una posición de padre de uno de sus padres, sobretodo si éste tuvo mala relación con su padre. A veces un hijo se ve llevado a ser la pareja invisible de uno de los padres si por ejemplo la esposa sigue implicada con asuntos de su familia de origen y no toma el lugar de esposa, entonces una hija toma el lugar de pareja invisible de su padre. Estos son precios que se pagan gustosamente por los hijos o por los posteriores, porque los hijos y los posteriores por amor a los anteriores se sacrifican, ya que el amor ciego y el vínculo más grande se da de hijos a padres. Entonces miramos el orden y también nos preguntamos qué personas han sido excluidas de este sistema y tienen que ser reintegradas porque sino la consecuencia es que otras personas las representen. Por ejemplo, si alguien dice que uno no cumple las reglas del grupo y que ya no forma parte de él (porque por ejemplo se ha casado con una persona de otra clase social) entonces vemos que en la generación posterior un sobrino, un hijo o un nieto representa a esta persona y también se casa con una mujer de otra clase social. A veces hay personas que son excluidas como por ejemplo niños que murieron jóvenes y que esto causa tanto dolor en el sistema que se olvida a este niño, es decir, el dolor es encarado a través de la negación, del olvido.

 

 

Arjuna: es decir que siempre se reproduce una compensación…

 

Joan Garriga: Sí, siempre se compensa. En el alma familiar, en la familia y en el sistema familiar hay una ley que dice que nada ni nadie se pierde. Hay una instancia que se ocupa de que a nadie se le pueda retirar el afecto, la dignidad y el honor. Entonces cuando algunos hacen esto, otros posteriores dan lugar a estos que fueron excluidos representándolos y a veces nos encontramos con alguien que representa a alguien que murió joven y también quiere morir. Y luego también cuando hablabas del precio, nos encontramos a veces en las familias que ciertas desgracias familiares tratan de ser compensadas con otras desgracias, y por ejemplo si un hermano tuvo un accidente o nació discapacitado otro hermano por ejemplo puede decir “por amor a mi hermano yo también me limito”. Lo que vemos es que el principal tabú es el de la felicidad, del bienestar, porque si uno se atreve a ser feliz se siente un poquito solo y culpable. En cambio si no es feliz se siente más cercano a aquellos a los que pertenece porque cómo ser feliz si nuestros seres queridos, nuestros padres y nuestros anteriores, a los que amamos profundamente, no lo fueron. Hay un código de lealtad que va por encima de los deseos personales. Si uno es infeliz en el fondo se siente inocente. Aunque en realidad los padres y los anteriores siempre se alegran de que los posteriores vayan más allá y les vaya bien. Es como el amor ciego del niño que no le deja ser feliz para estar cercano a los anteriores, entonces debe mirar de una forma más adulta y real a los padres y a los anteriores, para ver que éstos desean que se desarrolle y sea feliz. Lo que cura es el amor que mira y ve verdaderamente al otro y entonces uno descubre que el deseo del otro es algo bueno para uno.

 

 

Arjuna: Leyendo libros de Hellinger pensaba que cuando un individuo de la familia percibe algo injusto, cuando se produce una injusticia ¿Cómo actúa en el alma familar? ¿Dónde nos lleva el sentido de culpabilidad y, si esta culpa es rentable para el individuo o es simplemente neurótica o gratuita?

 

Joan Garriga: Cuando nos hacemos culpables porque hemos hecho algo que ha dañado, asumir la culpa es algo que cura.

 

 

Arjuna: En el caso de los abusos infantiles donde la víctima se siente culpable cuando no ha sido la agresora…

 

Joan Garriga: El caso de los abusos infantiles es especial porque la persona abusada tiene que hacer frente a dos cosas, primero es la culpabilidad porque el niño se pregunta que ha hecho él para que esta situación se produzca y segundo ver que la sexualidad es algo biológico, independiente también de la elección, es decir, una persona abusada tiene sensaciones sexuales que le llevan a una cierta confusión acerca de cómo construir la sexualidad y respecto a la culpa la solución es que la víctima pueda reconocerse de nuevo como inocente y que deje la culpa a las personas adultas porque son quienes deben llevarlas. También la persona abusada, para estar bien, tiene que dejar atrás lo ocurrido y renunciar a edificarse a si misma desde un rol de víctima, ya que el victimismo genera compensaciones y derechos pero no da ninguna clase de felicidad real. El que se hizo culpable guarda su dignidad asumiendo su culpa y compensando el mal, si es posible. Siguiendo con las culpas en los sistemas familiares por ejemplo puede darse un abuelo que mató y nos encontramos a veces como un nieto expía esta culpa ya que el abuelo no puede mirar con buenos sentimientos a la persona que mató o darle un buen lugar en su corazón y el nieto mira a esta persona que fue víctima y a veces trata de expiar esta culpa muriendo él también para reunirse con la víctima.

En todos los sistemas familiares hay culpas extraviadas. Entonces lo importante es que cada persona lleve su propia culpa y la culpa no tiene que ser negada ni mutilada. Llevando la culpa encuentra de nuevo su dignidad y la culpa es diferente del sentimiento de culpabilidad porque las personas que tienen mucho sentimiento de culpabilidad la mayoría de las veces lo utilizan como disculpa pero ésta no es una actitud adulta, ni madura.

En cambio asumir la culpa da fuerza y es un peso que la persona lleva con dignidad porque hizo algo que dañó a otra persona.

 

 

Arjuna: ¿Cómo se debe asumir la culpa?

 

Joan Garriga: Es un proceso interior donde la persona reconoce la culpa y si puede la repara.

 

 

Arjuna: Es decir, la reparación es la que sana la culpa.

 

Joan Garriga: Cuando es posible sí. Incluso los asesinos, que ya no pueden reparar su culpa, tendrían que asumir que su vida ya no es tan valiosa y dedicar su vida a tareas peligrosas porque su vida ya no vale tanto, porque en el plano del alma en cierto modo ya está muerto, porque su alma queda atada a la de su víctima. Y la paz definitiva se logra con su muerte.

 

 

Arjuna: En las Constelaciones hay algo de mágico y de ritual, difícil de explicar desde lo racional o desde los cánones habituales de la psicología o incluso del psicoanálisis ¿Cómo entender esta magia?

 

Joan Garriga: Creo que sería como una revolución psicoterapeutica, incluso algo con tanto impacto en la cultura como el movimiento psicoanálitico en su tiempo. Las Constelaciones confirman que muchas cosas que nos pasan hunden sus raíces en movimientos invisibles, subterráneos, donde la fuerza de los vínculos y la fuerza del amor tienen una dimensión enorme.

Establecidos en el nivel superficial creemos que hacemos nuestras elecciones, pero hay dinámicas muy sutiles y muy ocultas en las relaciones humanas que nos llevan a posicionarnos en la vida de una cierta manera. La Constelación es un método rápido para desvelar estas dinámicas, este mundo subterráneo.

 

 

Arjuna: Lo cierto es que todo este nuevo lenguaje ha provocado ampollas en ciertos niveles como en el mundo feminista o intelectual ¿Por qué en realidad hay una jerarquía dentro de la familia? ¿El padre es el cabeza de familia? ¿Podemos considerarlo como una estructura de la sociedad patriarcal? ¿El poder está localizado o es circulante?

 

Joan Garriga: Hellinger mira el trabajo también de una forma fenomenológica y por sus efectos, y existe la constatación de que en la mayoría de los sistemas familiares hay más armonía y las personas se sienten mejor si el hombre toma el primer lugar, pero también hay sistemas donde no es así y es mejor que la mujer tome el primer lugar. Pero no es algo ideológico o donde la ideología pueda estar primero, sino que cuando se construye la Constelación se mira como las personas están mejor y generalmente es cuando el hombre tiene el primer lugar. La explicación sería que el hombre hasta ahora ha sido el proveedor. Otra razón sería la de compensar el enorme poder que la mujer tiene, porque la mujer en el ámbito de la afectividad y en el de la familia tiene un peso específico mucho mayor que el hombre. Es decir, en cierto sentido las mújeres son más importantes.

 

 

Arjuna: Desde el ámbito antropológico la mujer en el fondo es la reproductora de la sociedad, la que tiene la capacidad creativa. Cuando dos tribus pelean, para hacerse daño realmente van a raptar precisamente a la mujer joven, porque es ahí donde se hace más daño a la sociedad,en la base reproductiva.

 

Joan Garriga: Hombre y mujer son distintos y a veces cuesta respetar la manera en que son distintos y hay una lucha soterrada también entre hombre y mujer.

 

 

Arjuna: La mujer en nuestras culturas de sociedad patriarcal cuando se casa va a la familia del marido (nuestras sociedades son patrilocales), de alguna manera pierde el vínculo con sus familiares. ¿No se produce un desequilibrio en su alma desde esta concepción?

 

Joan Garriga: Cuando una pareja constituye una familia propia tanto el marido como la mujer deben dejar la familia de origen y darle prioridad a la familia nueva constituida. De todas formas Hellinger nos dice que funciona mejor cuando la mujer sigue al hombre, a su familia, a su cultura, a su religión y a su país que cuando un hombre sigue a la mujer. La idea es que el hombre se debilita porque ya es más débil que la mujer.

Hellinger es más fácil de entender cuando se participa en el trabajo práctico porque si se convierte en discusión ideológica vemos que las posiciones ideológicas, además, están apasionadas por el grupo de referencia al que uno pertenece. En una constelación los movimientos se despliegan sin instrucciones previas y lo que se mira es que es lo que hace sentir bien a las personas y cómo se sienten fuertes y bien orientadas.

 

 

Arjuna: Hellinger habla de tres dinámicas de fondo: “te sigo a la muerte”, “prefiero morir antes que tú”, y «expiación de una culpa personal». ¿Puedes ampliarnos estas dinámicas?

 

Joan Garriga: Hellinger habla de estas tres dinámicas cuando se refiere al suicidio o a movimientos hacia la muerte o a ciertas enfermedades. Es decir la “te sigo a la muerte” significa que una persona se siente vinculada con una anterior, por ejemplo un hijo puede seguir a su padre al que perdió cuando tenía tres años, entonces sintiéndose atado a su padre hay una parte de él que desea morir para reunirse con su padre. La de “prefiero morir antes que tú”, es que un hijo por ejemplo –y esto es muy frecuente- percibiendo de manera inconsciente, invisible, que la madre quiere marcharse para reunirse con un hermano que murió por ejemplo, dice yo lo hago en tu lugar, yo muero antes que tú y enferma para que ella no lo haga. La última dinámica de «expiación de una culpa personal», por ejemplo, también puede llevar a la enfermedad y a la muerte al desear la muerte como expiación, por ejemplo, un asesino para reunirse con su víctima a la que está atado. Aunque a veces expian otros en lugar de los verdaderos culpables.

 

 

Arjuna: ¿Cómo entiende Hellinger la vía de la droga? ¿como una vía de autodestrucción?

 

Joan Garriga: Cada caso es cada caso pero como norma general es cierto que en casos de toxicomanía o alcoholismo, el hijo tanto hombre como mujer se resiente porque el padre no es reconocido ni respetado especialmente por la madre, y a lo mejor ya en la familia de origen del padre y de la madre el hombre no era reconocido ni respetado. En general, dice Hellinger, es mejor que los terapeutas que se dedican a rehabilitación de toxicomanías sean hombres porque para los toxicómanos está lastrada la referencia masculina y entonces el hijo dice: nopuedo tomar lo que viene de mi padre porque mi madre dice que es malo, aunque no se diga de una formaexplícita. Entonces el hijo para ser leal al padre se vuelve como él destruyéndose o bien toma alcohol o drogas en lugar de a su padre. La toxicomanía y el alcohol también pueden ser a veces intentos de suicidio lentos. También tienen que ver lasadicciones con las alianzas del padre contra la madre o viceversa, entonces el hijo queda atrapado en la imposibilidad de amarlos a los dos al mismo tiempo. Hay una guerra encubierta y el hijo ante esta herida o vacío puede substituirlo con drogas. Cada caso es único y es difícil generalizar.

 

 

Arjuna: ¿Qué hilos mueve el terapeuta en las Constelaciones? ¿Cómo se enfrenta a una Constelación?

 

Joan Garriga: Es muy importante la actitud terapéutica. Es un trabajo donde el terapeuta necesita un desarrollo como persona ycomo terapeuta; es muy difícil ser un terapeuta novel en este método, pues lo importante es la actitud y ésta debe ser una donde no haya ni tan solo la pretensión de ayudar y donde al mismo tiempo tampoco el terapeuta se asuste ante las fuerzas, los movimientos profundos y los secretos familiares. Además el terapeuta no debe caer en compasiones baratas que a menudo pretenden los juegos psicológicos de las personas.

 

 

Arjuna: ¿Qué quiere decir Hellinger con aliarse con el malo?

 

Joan Garriga: Cuando dice de aliarse con el malo significa que aquél que en la teoría del cliente aparece como el despreciado merece la mayor atención por parte del terapeuta porque el terapeuta da un lugar bueno a todos, y aquellos que son rechazados o criticados generan en el terapeuta un movimiento más amoroso. El terapeuta en lugar de comprarle la teoría al cliente desarrolla sentimientos positivos hacia el despreciado. El terapeuta intenta mantenerse impecable en el ejercicio de dar un buen lugar a todos los que forman parte.

 

 

Arjuna: La pareja según nos dicen todos los indicadores está en crisis ¿qué es lo que no se tiene en cuenta? ¿Confusión entre amor y deseo o entre dar y recibir?. ¿Cómo se ve la pareja desde este sistema?

 

Joan Garriga: Yo creo que las dificultades en la pareja tienen que ver con desequilibrios en el intercambio, entre el dar y el tomar, un desequilibrio en el intercambio lleva a que las personas se sientan desiguales en su valor y desde la desigualdad la pareja no es posible.

Hay conflictos o dificultades también porque traenimplicaciones y lastres de sus respectivas familias de origen y estos son muy difíciles después de sostenerpor la otra parte. Hay personas que ni siquiera pueden estar presentes en la nueva familia que hanconstituido porque sus ataduras son demasiado fuertes. Siempre uno se casa con toda la familia de origen del otro. Las Constelaciones actúan aquí observando las implicaciones de la familia de origen y cómo se da el intercambio entre la pareja, mirando también si en la historia de la pareja hay heridas graves como abortos u otras heridas que pueden haber lastrado la posibilidad de que la pareja siga su camino de crecimiento.

A veces hay también aprendizajes afectivos y pautas de relación según modelos infantiles que constriñen y generan malestar. En la pareja siempre está el amor, lo que pasa es que, cuando hay dificultades, este amor se manifiesta a través de pautas negativas que dañan y debilitan a las personas. Cuando va bien se manifiesta a través de pautas positivas que nutren y favorecen a las personas. A veces es necesario revisar las pautas negativas, que son patrones de posicionamientos manipulativos, sentimientos secundarios, formas de perder el poder personal y de manipular a los demás, que pueden llevar a que los dos se sientan mal a pesar de que se quieren. Se debe entonces deshacer estas pautas.

Y luego está el Orden, sobretodo cuando hay hijos: la mujer toma su lugar como esposa, el hombre como esposo y los hijos como hijos, y los hijos estan en otro nivel inferior. Asi se sienten bien.

 

 

Arjuna: Por momento, por época o por generación hemos tenido grandes confusiones, el modelo antiguo donde la mujer era sumisa no nos sirve y por otro lado los hombres hemos tenido miedo a perder privilegios y quizás no hemos tenido el mismo ritmo en cuanto a actualizarnos o a cambiar de patrones. Quizás aquí se puede dar un desencuentro por generación, cultura o momento histórico ¿cómo lo ves?

 

Joan Garriga: Sinceramente pienso que las mujeres no han avanzado nada y los hombres tampoco pues seguimos siendo la misma clase de estúpidos que éramos hace cien o doscientos años. Las mujeres han hecho un refinamiento muy inteligente acerca de cómo joder a los hombres y mantener su poder y los hombres también han tratado de refinar sus instrumentos para mantener su propio poder y mantener una cierta dignidad entre las mujeres (risas). De todos modos el discurso social y político no me interesa tanto comparado con los entresijos de la intimidad, donde se da el mayor gozo y los más agudos sufrimientos.

 

 

Arjuna: Entonces, ¿dónde queda el amor?

 

Joan Garriga: El amor es un suceso real que se da entre dos personas, un encuentro en la vida donde no hay ideologías posibles. En un cierto nivel todo es amor y bendición en la vida. Como decía Rilke todo es celebración y cántico si uno no se resiste a lo que es. Pero para las parejas es mejor que no lean ni revistas basadas en las relaciones de pareja o que no lean libros acerca de la evolución del amor en los últimos años. La propaganda de género y los modelos de las revistas unicamente confunden. Ayuda lo experiencial. Pero si creo que lo libros de Hellinger contienen un puñado de ideas sensatas sobre la pareja.

 

 

Arjuna: El deseo es algo que nos sucede, que forma parte de un nivel arquetípico, te enamoras o no te enamoras. No puedes decir mañana me enamoro a las doce porque lo necesito. Sin embargo el amor es una conquista, el otro tiene otro ritmo, otro pensamiento… El deseo quizás nos acerca al otro para poderlo amar, pero creo que el amor no está dado como nos han vendido, como en las películas…

 

Joan Garriga: Efectivamente el amor es un logro, una realización y ojalá el amor se realice porque se logra un cierto bienestar, porque somos capaces de amar lo imperfecto. Para amar lo imperfecto también es necesario a veces no ver demasiado. Esto lo decía Hellinger últimamenete en Mallorca y vendría a ser que es mejor que el amor siga siendo un poquito ciego en la pareja. Al principio el enamoramiento es ciego, después las personas empiezan a ver (y resulta que lo que ven no es muy agradable) y esto tampoco conviene tanto, porque el amor sería como decir puedo verlo pero hago como si no lo viera.

 

 

Arjuna: Hellinger dice que el hombre necesita ser honrado.

 

Joan Garriga: No se refiere solo al hombre como varón. Todos los seres humanos necesitan ser honrados, respetados y reconocidos, tanto el hombre como la mujer, sin diferencia. En una alma, en un grupo familiar, en una organización, en un pais, todas las personas están bien cuando todas son honradas, respetadas y tienen su dignidad. Hellinger cuando habla de honrar se refiere a honrar al padre y a la madre, y significa honrar lo anterior y tomar lo que viene a través de ellos, que es la vida y mucho más.

 

 

Arjuna: Una última pregunta, ¿tú dirías que el individuo dentro de la familia tiene que tomar un relevo, intuitivamente, como parte de su destino, para ir hacia adelante?. Te cuento un poco mi experiencia, mi familia pobre, humilde, campesina, con muchas generaciones sufriendo, cogiendo la oliva, entonces este sufrimiento en mí por haber topado con una época privilegiada, donde he podido estudiar y he podido beneficiarme de los avances de la sociedad del bienestar, necesariamente ¿tengo que tomar ese relevo, ese sufrimiento y llevarlo a buen puerto? ¿Darle dignidad a ese sufrimiento? ¿El individuo debe hacer el esfuerzo de entender su alma familiar, tomar un testigo de ella y llevarlo a una situación más digna?

 

Joan Garriga: Creo que el individuo ya tiene mucha tarea con su propia vida y quizás tampoco sería correcto decir que hubo tanto sufrimiento porque la vida siguió y hubo también alegrías y asumieron la vida que les tocó vivir y la vida siguió su curso. Y tú asumes la vida que te toca vivir y asumes tu parte de sufrimiento cuando te toca dolor y tu parte de alegría cuando te toca alegría y nadie puede decir impunemente que tu vida es mejor a la de ellos o la de ellos mejor a la tuya.

 

 

Arjuna: Pero por ejemplo, mi padre trabajó nueve años de día y de noche durmiendo tres horas por la mañana y tres horas por la tarde para hacerme crecer. Esto a mi me da fuerza para no dormirme.

 

Joan Garriga: Tu padre se desvivió para que tú pudieras desarrollarte bien y tú le puedes corresponder desarrollándote bien. Puedes respetar su sacrificio y como era una forma de amaros y de amarte y puedes sentir gratitud. Y puedes corresponderle siguiendo tu propio camino y haciendo lo tuyo y estando seguro que él se alegra si tu ya no tienes que sacrificarte tanto, aunque saber sacrificarte forme parte, seguramente, de tus capacidades. Todos los hijos deben corresponder a sus padres desarrollándose bien incluso cuando los padres hayan sido mucho más descuidados que el tuyo, porque lo principal es que los padres te han dado la vida.

Aunque las condiciones de crecimiento fueran muy difíciles, ningún hijo está imposibilitado para desarrollarse de la mejor manera posible y los padres generalmente se alegran de que a los hijos les vaya bien.

 

Arjuna: Gracias Joan por hablarnos de este alma familiar que necesita ser comprendida y sanada.

BIBLIOGRAFÍA DE BERT HELLINGER:

«Felicidad dual»

«Lograr el amor en la pareja»

«Reconocer lo que es»

«Religión, psicoterapia, cura de almas»

«Órdenes del amor»

«El centro se distingue por su levedad»

Todos publicados por la Editorial Herder

 

VIDEOS PUBLICADOS:

«Redimir el pasado»

«Imágenes que liberan»

Videos publicados por el Institut Gestalt de Barcelona

 

Joan Garriga es psicólogo y psicoterapeuta gestáltico. En su trabajo integra la Terapia Gestalt, la PNL, la psicología de los Eneatipos y la Terapia Integrativa desarrollada por Claudio Naranjo (de quién es discípulo y colaborador en los programas SAT) y el abordaje Ericksoniano. Desde 1999 trabaja con Constelaciones Familiares y Organizacionales despues de haber invitado a Bert Hellinger a presentar su trabajo en España. Dirige el Institut Gestalt de Barcelona (Verdi, 94 bajos) junto a Vicens Olivé y Mireia Darder y colabora asiduamente en actividades terapeuticas y formativas en otros centros y programas de España y Latinoamérica.

 

Julián Peragón

Antropólogo,
Formador de profesores de Yoga,
Director de la revista Conciencia sin Fronteras,
Creador del proyecto Síntesis, cuerpo mente y espíritu.

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No somos nadie

 

Mientras nacemos atravesamos un largo túnel al final del cual se hace la luz. No se sabe si lloramos entonces de alegría por habernos liberado de estrecheces o de pena por dejar un refugio tan mullidito y acogedor. Lo que verdaderamente importa es que nacemos, y nacemos con la cara del que no sabe donde está pero que, tampoco le importa mucho. Si algo nos importa, hasta el delirio, es un pezón. Lo demás, los vestiditos de azul o rosa, los mismos cascabeles nos importan bien poco.

En esos momentos cuando somos pura redondez, no somos nada de nada. Apenas, orodondidad, ventosidad, somnolencia y eructo. Nada que merezca la pena poner en un álbum. Naturalmente uno fluye con el todo, aparece el retortijón y uno se alivia sin mediar prohibición o culpa (que para eso están los pañales); aprieta el hambre y se dispara el llanto, aparece la todopoderosa teta y se dilata el estomago, se disipa el hambre y sobreviene el sueño en un todo encadenado, rítmico y secuencial de naturaleza fluida y armónica.

Y probablemente en esa realidad uno sabe perfectamente que es Dios porque los elementos no se oponen a uno sino que son convocados en una magia misteriosa. Todo acontece sin esfuerzo. Todo entra y sale del campo de visión, la mamá, el papá, el osito de peluche, el sol y la luna. Uno, diríamos, es el centro del universo al girar toda la infinitud alrededor nuestro.

El drama (si es necesario poner alguna palabra, aunque serviría por igual cataclismo o hecatombe) sobreviene cuando de ese todo, de ese Todo indiferenciado que somos algo se desgaja y ya estamos perdidos para siempre. Estábamos en una divinidad de sensaciones y escalofríos, de calidez tópica, de sueños ingrávidos, y nos dicen de golpe (nos lo dicen de muchas formas) que tenemos pito y no vulva, o vulva y no pito, o sea, que somos la mitad (o menos) de una totalidad a la que nos habíamos agarrado desde la fusión amniótica. Y de forma definitiva (o casi) seremos hombres o mujeres, nuestro cuerpo se desarrollará de una u otra forma, nos saldrá la barba o tendremos la menstruación porque las hormonas, aunque pequeñas, son bien poderosas.

Y el Dios que somos que era pura inefabilidad, esencialmente sin forma, contenido en el vacio, se tiene que definir apoyados por unos padres maleducados que nos dicen “los niños hacen esto y las niñas aquello”.

Siendo pura potencialidad, recreados en las mil caras de la divinidad entre arrullos de cuna van y nos llaman Juan Ramón o Margarita (o cosas peores). Conociendo como conocemos (ya que somos dioses) el metalenguaje que está encerrado en cada uno de los idiomas humanos y los lenguajes de las plantas y los animales, van y nos hablan en ruso o chino mandarín, aunque hoy en día suele ocurrir que en la guardería te hablan en catalán, el papá te habla en árabe y la madre te canta en polaco. Aunque cuando eres un poco más mayor tienes que hablar en inglés por cojones.

Pues bien, cuando ya chapurreas uno, dos o tres idiomas, manejas el ordenador y sabes escribir tu nombre sin faltas de ortografía, la gente nos mira y no ve el Dios que somos, la chipa divina que arde en nuestras entrañas, lo que ven es que somos altos o bajos, guapos o feos y que tenemos los ojos azules u oscuros. Y el Dios interno sabe que eso es mera circunstancia, cocción de genes en las humedades de cualquier útero, fuegos artificiales de algún fenotipo. Y ellos te intentan convencer (hasta conseguirlo, ¡los muy cabrones!) que tú no eres Eso con mayúsculas, sino que tú eres lo que se ve y punto, que eres de buena familia o un pobretón. Tú que has creado las mismas galaxias tienes que pasar tu vida agradeciendo que tienes una cara agraciada o maldiciendo que tienes una nariz demasiado larga o demasiado chata. Tienes que aguantarte porque has nacido en una casta de intocables o en una familia de diplomáticos.

Llega un día que el niño-dios ofendido dice, ahora veréis quién soy yo. Pero como ya está maleado, como ha tenido muchos espejos alrededor y sabe ruso pero no chino (o viceversa) se enreda con las circunstancias, se entretiene en el laberinto de las formas y confunde su carácter con la esencia. Confunde la armonía con la estrategia, la sensación indescriptible de ser con el reconocimiento adquirido socialmente, la consciencia con la inteligencia, la experiencia con la efectividad en la realización de todo tipo de rituales.

Un día inocentemente se pregunta, ¿y si yo en vez de nacer en Nueva York hubiera nacido en Gaza, si mi piel en vez de ser blanca fuera negra, si en vez de hablar inglés hablara malayo, si en vez de nacer en una ciudad hubiera nacido en el campo entre arrozales?, ¿tendría la misma vida? Es evidente que no, pero ¿sería el mismo que soy, tendría el mismo hueco que la interioridad deja, la misma penetración de la consciencia, la misma sensibilidad para percibir?

¿Quién sabe? Lo único evidente es que aquel dios o diosa que fuimos y del que ya no nos acordamos, fiel a sí mismo, inquebrantable en sus designios, original donde lo hubiera ha tenido que reconvertirse. Se ha tenido que socializar, domesticar, reprimir para ser uno como los demás. Hemos tenido que ser tan modernos y tan democráticos como cualquiera. Nuestro pensamiento multidimensional se ha filtrado en pensamiento único, y hemos conseguido el premio, después de tantos años de escuela, de ser personas normales. La grandiosidad del ser se la hemos vendido a un charlatán de feria (con todos los medios de comunicación a su alcance) por un pedazo de seguridad escondido en una píldora llamada normalidad. Si eres normal no te pasará nada.

Pero sí te pasa, te pasa que tú no eres normal que tú eres algo indescriptible llegado desde la eternidad y para la eternidad y no entiendes de seguros de vida. El precio de haber desmembrado la totalidad que uno es se llama neurosis. Uno lo acusa como insatisfacción, se manifiesta en el insomnio, se huele en el mal humor crónico o en la depresión.

Quizás más tarde, probablemente con más arrugas delante del espejo, percibiendo aún un resto de brillo eterno en la propia mirada, uno se pregunte quién es. Quién habita en las profundidades, quién nos sueña, quién genera la esperanza, quién añora amar por encima de todo, quién es capaz de no venderse por nada del mundo. Y es posible que uno se ponga a buscar en los sedimentos de la memoria, en los recuerdos primerizos aquella eternidad en medio del universo.

Pero atención, en el fragor de la búsqueda, no se sorprendan de que en el interior de la divinidad que somos no exista más que resonancias de un todo mayor, hipervínculos con todo lo que existe, potencialidad inmaculada y vacío. Un enorme e indescriptible vacío. Y es que, en realidad, no somos nada de nada. Nos lo decía nuestro abuelo, chico, no somos nadie.

Julián Peragón

 

 




Yoga para niños: Un día en la selva

Érase una vez un Yoga para niños y niñas. La Tradición del Yoga (que es muy seria) no nos ha legado un manual de instrucciones de cómo aplicar el Yoga a un grupo determinado con unas características específicas, en este caso el trabajo con niños. Maravillosamente tenemos que reinventar el Yoga a cada paso, tenemos que dotarlo de creatividad y adaptarlo para que sea efectivo. Esa es nuestra labor como profesores.

De entrada, un yoga para niños no puede ser un yoga de adultos, lento con posturas inmóviles mantenidas largo tiempo. La dinámica del niño es mucho más activa, incluso agotadora. Quizás deberíamos poner el acento en la realización de las posturas pues el niño o niña está aprendiendo a manejar el mundo, su propio cuerpo. En esta etapa el trabajo psicomotriz es importante, coordinar bien sus movimientos, integrarlos, en la medida de lo posible, con la respiración (aunque la respiración tiene que ser trabajada de forma indirecta como veremos más adelante). En especial, diría que, las posturas de equilibrio son interesantes para su desarrollo psicomotriz.

El reto forma parte del mundo infantil, hay que lograr nuevas proezas, nuevas habilidades pues el niño necesita sentir que crece, que ya es un poquito más mayor. Entonces, un yoga con tintes acrobáticos puede estimularlos para evitar el aburrimiento, además de hacerles sacar todos sus recursos. No estamos hablando de saltos mortales hacia atrás sino de posturas un poco más complicadas (depende de la edad del niño) que tengan toda la seguridad para que no se hagan daño.

Pongamos un ejemplo de clase, adaptada a niños de unos 8 años aproximadamente. Una vez en la sala les doy una bolsita de arena para que se la pongan en la cabeza. Por cierto, los objetos, bolsitas, pelotas, aros, cuerdas, etc, tiene casi un sabor mágico para el niño. El objeto es un medio a través del cual se pueden comunicar con los demás, con el mundo. Pues con la bolsita en la cabeza se trata de pasear por la sala en todas direcciones sin que se caiga (reto). En realidad nuestro objetivo es trabajar la verticalidad pues instintivamente la columna se endereza para mantener la bolsita de arena. Podemos ir más lentos o más rápidos, dar vueltas, jugar a pillar. Seguramente con esto investigarán lo que es la proyección de la cabeza y cervicales. Continuando a gatas en el suelo con la bolsita sobre la espalda podemos hacer todos los movimientos que hace un gatito sin que se caiga la bolsa de arena. Esta nueva posición es interesante para movilizar la columna vertebral en flexión, extensión y lateralmente.

El juego para el niño es su alimento. Jugando anticipa el mundo, se prepara para la sobrevivencia y toma medidas de lo que es. El juego recuerda al niño sus límites sin robarle su imaginación y sus esperanzas.

Si con la bolsita de arena hemos trabajado la proyección en la verticalidad, con el juego de los obstáculos del terreno vamos a trabajar sobre el enraizamiento. Diseminados por la sala pelotas pequeñas, bastones de madera, bolsas de arena, etc. Entonces hay que caminar por la sala sin pisar el suelo firme. Al pisar las pelotas, al caminar por encima de los bastones como si fueran raíles de tren, toda la musculatura del pie trabaja enormemente. Diríamos que el pie se va a apoyar mejor en el suelo y puede mejorar la estructura de la vertical.

A continuación, con el calentamiento de los animales vamos a hacer unos estiramientos divertidos y a intentar coordinarlos con la respiración. Son movimientos precisos al inspirar y al espirar que recuerdan al elefante, la jirafa, la serpiente, el dragón, el avestruz, etc.

Y empezamos la serie de yoga para niños. Un día en la selva, pero podría ser cualquier relato porque el relato para el niño es una invitación a entrar en un tiempo mítico donde las cosas y los seres tienen la máxima potencialidad de ser, aquella que el niño siente y pretende buscar. El relato es un hilo conductor que nos lleva de la mano, que asegura la curiosidad y que plantea un trasfondo pedagógico. Evidentemente con la serie de Un día en la selva vamos a hacer posturas, âsanas intentando que el niño trabaje las articulaciones, estire los músculos y los relaje. Pero tan importante o más que esto, Un día en la selva es un relato que habla de la selva y la biodiversidad, que habla de la importancia de conservar la vida y de conocer las plantas y los animales. Que habla de la sucesión imparable de los días y que nos recuerda que estamos inmersos todos juntos en un planeta azul con sus leyes.

«Todavía no ha amanecido, la selva está tranquila, duerme un sueño profundo, se respira el frescor de la noche. Y de golpe, siempre por el este, el día amanece…» Y es cuando todos los animales se desperezan, y oímos el rugido del león que ya tiene hambre. ¿Por qué tiene un cuello tan alto las jirafas? Nos convertimos en árboles (y cada uno elige el árbol que más le gusta representar). Y aparece el águila (son posturas de yoga tradicionales) que sobrevuela por encima de la selva, y el camello a punto de atravesar el desierto. Y así desfilan toda una serie de animales que tienen diferentes caracteres, diferentes hábitos. Esa diversidad en la diferencia es importante transmitirla al niño, cada animal es un mundo. Eso sí, la montaña está tranquila con sus ríos subterráneos como si fueran nuestras venas. Las nubes que pasan son como nuestros pensamientos. Al final la montaña sabe que todos los animales viven sobre su cuerpo hecho de tierra y árboles. Y se va a dormir en silencio. Una serie donde empezamos con calentamiento y acabamos con relajación.

Pues bien, el relato, al igual que la vida, tiene un comportamiento cíclico. Empezamos al alba y acabamos replegados para irnos a dormir. El tiempo mítico es siempre un tiempo cíclico que nos libera de la racionalidad de un tiempo lineal (que por otra parte es ajena a la naturaleza del niño).

Podríamos añadir a la serie de yoga algún trabajito en parejas. Por ejemplo, mientras uno está tumbado el compañero pone la oreja sobre el pecho y escucha el corazón. No es nada nuevo para el niño, pero sentir un corazón que late sin parar, el sonido de la respiración o el de los intestinos permite redescubrir el cuerpo y hacerlo habitar de una mayor complejidad. El cuerpo no sólo es complejo, es delicado, sensible y percibe muchas cosas. Por eso hemos de cuidarlo, mantener una buena higiene y sobre todo escucharlo a ver cuál es su lenguaje.

A una cierta edad el niño ya sabe que el cuerpo es tabú, que los adultos no se tocan, que hay “pecados” que hay que evitar. Sin embargo, el tocar y el ser tocado forma parte de un alimento vital para el niño, incluso de su maduración psíquica. Por ejemplo, un niño está tumbado boca arriba con brazos y piernas abiertos. El compañero le dibuja el perfil, dedo a dedo, resiguiendo las extremidades, cabeza y tronco. El niño o la niña siente su cuerpo, las diferentes sensibilidades. Hay zonas más duras o más blandas, frías y calientes, sensibles o menos sensibles. Además, el niño descubre su perfil, su espacio vital. Y se reconoce en su forma.

Por último podríamos hacer una relajación sobre globos. Elegir tres o cuatro globos de colores e inflarlos. Al inflarlos se hace una especie de pranayama, se trabaja el diafragma y se oxigena el cuerpo. Previo a la relajación, podrían tirar los globos arriba y patearlos con los pies mientras están tumbados sobre la espalda. Está claro que los abdominales se tonifican en pos de un buen equilibrio entre lumbares y abdomen. Y ya estamos tumbados boca a bajo sobre tres o cuatro globos. A un nivel muy sutil, tumbarse sobre algo tan frágil como un globo, y comprobar que no explota es una metáfora de cómo lo aparentemente débil puede ser extremadamente fuerte. Es una invitación a la confianza ante la vida y su misterio. Mientras se relajan podemos hablar de esa cualidad de la relajación con imágenes. El agua, por ejemplo, es fluida, se mete por cualquier hendidura, pero cuando hace calor se evapora. Y el vapor de agua asciende y asciende hasta convertirse en nube. Las nubes siempre tienen el dorso de la espalda caliente por el sol, pero la barriguita está fría. Y cuando hace mucho frío, la nube se derrite en lluvia, que fecunda las montañas y da de beber a los animales. La lluvia, se convierte en arroyo, y un sinfín de arroyos forma un pequeño río, que se va ensanchando a su paso por los valles hasta llegar al inmenso mar que lo acoge, de donde aquella primera agua partió.

En fin, imágenes del ciclo de la vida, sugerentes para sentir peso o levedad, diferentes sensaciones y recuerdos de un mundo sabio arquetípico que está en todos.

Dar clases a niños es de lo más difícil. Difícil comunicar ese tono alegre y esas ganas de vivir. Difícil encontrar esa vena creativa que posibilite al niño seguir curioseando para seguir aprendiendo. El niño, no lo olvidemos, es un símbolo de lo que fuimos, y también un recuerdo de lo que somos. Podríamos decir que algo de niño tienen los sabios, pero también, algo de sabio tienen los niños, y en nuestro acercamiento a ellos, mucho de respeto es necesario. Mejor proponer que imponer, y mejor dialogar que tratarlos como tontos, que está claro que no lo son.

Érase una vez un colorín colorado. Hari Om. Paz a todos los seres.

Julián Peragón

 

 




A través del laberinto

 

A quien se ha adentrado en un proceso de superación de pruebas, a quien se ha empeñado en convertir el plomo en oro según los alquimistas, o a quien quiere borrar su historia personal como quien quita capa tras capa de una cebolla en busca de lo esencial se le ha llamado el caminante. La Tradición ha enumerado y pautado unos caminos para que no nos perdamos en cualquier recodo ante la menor dificultad pero también ha generado confusión al no permitir un mayor grado de autonomía e intuición en ese proceso de búsqueda, íntimo e intrasferible, aún así, algunos místicos como Juan de la Cruz nos recuerdan que «Para ir a donde no se sabe, hay que ir por donde no se sabe».

EL MAPA INCONSCIENTE

Parece que nuestro Ser interno, ese que batalla en la oscuridad, ese que nos sueña, que anhela y desea no aparece como un camino llano y tranquilo. Ese mapa interno tiene una orografía peculiar, salpicada de vivencias que aún humean como las brasas, con accidentes pronunciados y abismos insondables. En ese mapa hay tesoros y trampas, príncipes y dragones exactamente igual que en los cuentos de hadas. Se encuentran las fuentes más puras y cristalinas y también el hedor de ciénagas insufribles. Todo lo inimaginable reside en el pligue de ese mapa interno, de nuestro Inconsciente.

De alguna manera el Inconsciente es todo eso que no emerge a la superficie de la consciencia, que no se muestra en la vigilia, a la luz de nuestra razón. Y es por eso que es muy difícil su definición porque debajo de esa línea de flotación los perfiles se diluyen en el amplio mar de la vida y nuestro batiscafo sólo puede iluminar, en condiciones especiales, sólo algunas cuevas y algunos salientes. A esa profundidad el silencio y la presión son excesivas.

Ahora bien, entre inmersión e inmersión, a fuerza de perforar y tomar muestras, de poner el oído y escuchar el rugido incesante de la lava que nos recorre nos hemos hecho una idea de lo que hay bajo los pies, de cual es la naturaleza de nuestro inconsciente. Sabemos que esa fuerza de conservación que se pone de manifiesto en las situaciones límites reside en nuestro inconsciente; ese deseo que nos quema y que enciende nuestras pasiones más desaforadas también reside en él; esa sensibilidad a flor de piel que nos regula como un termómetro de alta definición; esa fe que mueve montañas, esa intuición que nos toca como un rayo iluminándonos también reside en lo más profundo. Es la morada de los dioses que inaguran día a día proezas y hazañas, y de los fantasmas descarnados que se cuelan en nuestros miedos e inseguridades; y de la memoria que alterna su alquimia entre el olvido y el recuerdo. El lugar de la energía madre y el poder de toda regeneración. No podríamos dejar de decir que el Inconsciente es la misma vida.

 

EL LABERINTO

Pero la vida es laberíntica, demasiados meandros, demasiada complejidad, demasiados elementos referidos a un Todo inabarcable. Cómo, si no, podríamos digerir los alimentos, mientras el juego de presiones respira por nosotros, al conducir automáticamente nuestro vehículo, en una conversación profunda donde se evocan nuestras vivencias antigüas y no dejamos de admirar la belleza del paisaje. Gracias al inconsciente, gracias a éste hay una necesaria y permanente interacción con el medio, interno y externo.

Pero el Inconsciente está bien donde está, cumple a la perfección su función. Lo que de verdad nos interesa es nuestra relación con él. Nuestra cuestión es la siguiente, ¿y si pudiéramos rescatar un poco más de energía de esa fuente inagotable y sublimarla o transformarla en luz y consciencia, en proceso de individuación?.

Este proceso lo podemos representar en el Laberinto. Éste representa el caos de la vida, los recovecos del inconsciente. El laberinto no representa sólo una construcción complicada de pasadizos en la que es muy difícil encontrar una salida, interminables cruces de senderos que no van a parar a ningún sitio. Al contario, el laberinto es el símbolo del anhelo de encontrar un centro, el encuentro consigo mismo, o en todo caso, el recuerdo de la pérdida de aquél.

Es posible que el laberinto sea un diagrama de las estrellas que no paran de moverse o su reflejo en la tierra, el hacer de los seres humanos. El caos de las estrellas es como la compulsión de nuestros sentimientos, de nuestras ideas locas. También es posible que el laberinto sea una especie de mandala o diagrama concéntrico para captar la atención, para que la mente centrifugada se vacíe de todo lo inservible, preámbulo del encuentro con el centro. Y es posible que prehistóricamente el laberinto representara todo lo que provoca vértigo en el hombre, como el abismo, el fondo del cielo, los tifones de aire, el sexo femenino. Algo misteriosamente atrayente.

En ese laberinto quedaría atrapada la mente, pero también los demonios que populan por nuestras interioiridades. En él, el neófito tendría que esforzarse hasta conseguir su meta, podría templar su espíritu, avivar su voluntad, dejar a izquierda y derecha, los miedos y las vanas esperanzas, lastres del pasado, especulaciones del futuro. Así el laberinto podría ser una prueba iniciática, la lucha con el dragón, la conquista del propio corazón en el mismo vientre del gran intestino. De alguna manera el laberinto representa la gran paradoja de la vida, la verdadera ambigüedad en la que todos estamos. Por un lado el laberinto es la protección del centro sagrado donde aquél que llegue previamente se habrá desembarazado de toda compulsión, de toda ingenuidad, de toda premura para llegar en paz, y por otro, es el mismo inconsciende donde puedes sucumbir al sinsentido. El diálogo entre centro y laberinto nos sugiere la relación entre ego y si-mismo, vida y muerte, tiempo e inmortalidad, inconsciencia y consciencia, deseo y amor, profano y sagrado.

 

MINOTAURO

El mito del Minotauro nos clarifica lo anterior. Minotauro, mitad hombre, mitad toro fruto del encuentro entre el toro de Posidón y la esposa del rey Minos y encerrado por éste en un laberinto con la responsabilidad de pagar un tributo de siete muchachos jóvenes y siete doncellas, representa la victoria de lo inferior. A diferencia del Centauro donde el cuerpo de animal es el soporte del cuerpo humano y éste de su proyección a lo divino, Asterión, el Minotauro es la inversión de toda lógica, la irrupción de las pasiones más bajas a costa de los altos ideales, de lo propiamente humano.El mito estaría incompleto sin la astuta Ariadna con su ovillo para no perderse y la fuerza del amor que hace que su amado Teseo mate al monstruo. De esta manera el Minotauro representa la fuerza viva del laberinto, aquel que le da sentido a sus paredes. El laberinto será cárcel y trampa y el héroe, frecuentemente por amor o misericordia, tendrá que enfrentarse con lo maligno y cumplir su misión.

Así, lo laberíntico en nosotros es la fuerza ciega del deseo, los hábitos automáticos, las compulsiones de nuestros pecados y las obsesiones de nuestras ideas. El Minotauro es el diablo que nos vampiriza en la sombra, que se nutre de nuestra ingenuidad cuando creemos que somos, de verdad, buenas personas. Es nuestra manipulación como símbolo de algo grotesco y es también el fruto de nuestra dependencia de las cosas.

 

LA RUEDA

Por otro lado, la imagen de la Rueda puede ampliar la representación del laberinto. La Rueda es un símbolo solar que indica el movimiento cíclico de la vida, la rueda al igual que la vida gira y gira sin cesar. Una de las caras de la rueda es el movimiento ascendente, el impulso evolutivo, el otro, el descendente o involutivo.

Según uno de los arcanos del Tarot, la Rueda de la Fortuna, el movimiento de ésta está en manos del Destino, la misma Rueda flota en el océano del caos, y los personajes que la rodean se encuentran atados a su movimiento aparente. La imagen es clara, todo sube, todo baja permanentemente. Identificarse con un sólo punto de la rueda, el más alto, donde sentimos el triunfo, es fruto de la ignorancia.

De hecho cada punto está a la misma distancia del centro. El centro es lo único que permanece en equilibrio, su inmovilidad es lo que permite la observación desinteresada de todo lo que acontece. Por eso la Rueda de la Fortuna es una invitación a reencontrar ese centro de vivencia.

 

EL LOCO

Teniendo la conciencia de que el Laberinto y la Rueda significan la obcecación de la vida en reproducirse, el mar inconsciente donde reina la confusión, y sabiendo que su promesa es la de alcanzar el centro, es necesario que aparezca alguien que inicie la búsqueda de aquél. ¿Quién será capaz de lanzarse a la vida, quién se dejará llevar su sus ansias de vivir, quién anhelará ese estado de perfección, de bienaventuranza?. Sabemos que el Loco empieza el camino (del Tarot) con una venda en los ojos y con un animal que le desgarra la vestimenta. Es por tanto, un ser ignorante y escindido

 

Así empezamos el camino. Pero también es cierto que el Loco representa el impulso de vida, de búsqueda de la completitud que le falta. El Loco tendrá que superar diferentes pruebas, enfrentarse con cada uno de los arcanos para reconocer profundamente quien es él. El Loco no tiene número y por tanto alude a lo que no tiene orden, al caos que precede a toda búsqueda. Así es el número cero, otra vez la Rueda, el Laberinto.

 

EL ERMITAÑO

No obstante, la otra cara del búscador la habremos de buscar en el Ermitaño. Éste camina en sentido inverso al Loco. Ya templado el Ermitaño se recoge de todo lo vivido y se dirige en silencio al centro de su corazón donde se encuentran las voces del alma. La soledad le acompaña, para él el gentío es el caos de la vida, la dilución en lo social. Su estrategia es pasar desapercibido y comprender la naturaleza de las cosas. No hay que despertar al Minotauro, a la serpiente sibilina, al dragón de aliento de fuego.

De alguna manera Loco y héroe, y Ermitaño y sabio, son las dos caras de la figura del buscador. Uno se enfrentará con los peligros temibles del mundo, el otro sabrá interpretar las señales invisibles del espíritu. Entre los dos atravesarán los laberintos llenos de trampas, los maleficios y encantamientos. Y rescatarán a la princesa (Amor), encontrarán el tesoro (Energía), o la fórmula mágica (Conciencia).

 

EL CAMINO

Con todo, tendremos que hacer caso a Don Juan cuando le dice a Carlos Castaneda que «cada cosa es un sendero entre un millón. Por lo tanto, tú debes siempre recordar que un sendero es sólo eso: una senda () Todas las sendas son iguales; no conducen a ninguna parte. Son senderos que cruzan el matorral o se internan en el matorral. En mi propia vida puedo afirmar que he recorrido senderos largos, muy largos, pero no he llegado a ninguna parte. La pregunta de mi benefactor tiene ahora sentido. ¿Tiene corazón ese sendero?. Si lo tiene el sendero será bueno. Si no, no sirve.» En este sentido, los caminos no llevan a ninguna parte, si acaso a uno mismo, pero uno ya estaba antes del camino. Lo dijo el poeta, «caminante no hay camino, se hace camino al andar».

Por eso habremos de interpretar el Camino no como algo que nos lleva lejos y que cambia profundamente nuestra naturaleza, sino como algo que forma parte de nosotros. El caminar como un reflejo del proceso dinámico de la vida, del conocer. El Camino como una orientación que centrifuga el caos, como pauta disciplinaria, freno de la inmovilidad y rigideza interior.

Todo camino va por la vida y en cada recodo algo nuevo nos espera. Hay que estar, por tanto, alerta, sin posibilidad de dormirse. Por otro lado, el caminante es aquel que va ligero de equipaje y echa raíces en el cambio permanente. Cada momento es el momento, cada sitio es su casa. Su virtud es el desprendimiento. Walt Whitman diría, «Estoy en camino con mi visión soy un vagabundo en viaje perpétuo».

 

LA FLOR

El Camino no es mas que el indicativo de que empezamos un viaje. Todo lo que suceda será reinterpretado como mensaje, como descubrimiento de lo que somos. Al final del camino volveremos a ser lo que éramos, pero más conscientes, con nuestros horizontes ensanchados. Empezamos el camino con una idea de perfección, una ilusión que nos hizo dar el primer paso. Acabaremos el camino con la pérdida de dicha perfección pues la Iluminación no es mas que la aceptación de todo lo que existe.

El encuentro con uno mismo está simbolizado en Occidente por la rosa y en Oriente por un loto. La flor como apertura, el aroma como esencia. Quizá la impermanencia de la flor, de sus pétalos nos indique que la conciencia de unidad sólo puede vivir en el presente. Tal vez por eso Taisen Deshimaru dijo: «A los que buscáis la Vía, os lo ruego: ¡no perdáis el momento presente!».

Los símbolos se engranan para formar procesos definidos. Del deseo de búsqueda al encuentro, del enfrentamiento con la Sombra al reconocimiento de nuestra compulsión. Enfangarse en el caos para recoger una flor. Y vuelta a empezar.

Julián Peragón




El camino sufí: Entrevista a Oruç Güvens

El sufismo es una corriente espiritual surgida en Persia antes de la era cristiana que se integró posteriormente en el islam y tuvo una gran expansión en Anatolia y en el Al-Andalus hispánico.

Tal como indica Oruç Güvenç, el sufismo es un camino de búsqueda de la experiencia de Dios, el descubrimiento de Dios que nos permite alcanzar la unidad a través del amor. El sufismo está formado por una diversidad de técnicas, dirigidas por los maestros, basadas en la meditación, la oración, el ayuno, la múscia, la danza, la poesía, los cuentos… que transmiten aquello que es esencial para la apertura del corazón.

 

Julián: una de las formas más bellas de expresar el amor es a través de la música. ¿Cómo podemos utilizar esta música para que sea curativa?

 

Oruç: Naturalmente la música tiene una gran relación con el interior. Hay muchas clases de músicos. Hay músicos que se inclinan por una parte más sensible y sentimental, por ejemplo Ravi Shankar que es un músico indio que toca el sitar. Normalmente él prefiere la improvisación y no toca partituras. Cada momento que él toca está componiendo. Con la improvisación hay una intuición en la que se recibe información, información que pasa a través de los humanos, al mundo. Por eso con la música intuitiva se puede curar y cambiar la emoción de las personas.

En cuanto a esta experiencia curativa de la música recuerdo que estuve viajando en la década de los 70 por pueblos del Asia central para conocer los músicos del lugar. Entonces vi como ellos curaban con su música de la misma manera que hacían sus antecesores. Eruditos antiguos como Al-Farabi, Ibn-i-Sina, Hassan Suuri y Abdul Meragi desarrollaron técnicas artísticas y musicales para recordarle al alma humana su belleza y unidad divina. Yo he comprobado posteriormente como esta música es aplicable a otros contextos culturales, por ejemplo aquí en occidente. Estos músicos del Asia central desarrollaron los Makams que son una amplia gama de tonalidades que poseen efectos curativos específicos en el ser físico, emocional y espiritual. Soy doctor en medicina y he realizado estudios empíricos sobre los efectos de estas músicas. Realicé trabajos con pacientes en la Universidad de Estambul. También colaboré en Berlín en el Urban Hospital. Los encefalogramas demostraron que los diversos makams de la musicoterapia tradicional generaban respuestas positivas tan intensas como los mismos fármacos.

Cuando la persona escucha música se produce un cambio en su sistema endocrino. Si la música te transmite alegría o calma se producen un aumento de endorfinas en el cuerpo que están relacionadas con el sistema inmunológico y el nervioso. También sabemos que cuando la música es extremadamente alta, cuando supera los 80 decibelios, atrofia una serie de neuronas del cerebro, produciendo taquicardias, cambios de humor, etc.

 

Julián: ¿La música no necesita también de la danza para ser completa? ¿Tiene la danza el mismo potencial curativo que la música? ¿La danza derviche tiene absolutamente un objetivo místico o hay otros objetivos?

Oruç: La danza Derviche ya existía con anterioridad al Islam en Asia central. Los chamanes entraban en éxtasis a través de esta danza. Posteriormente evolucionó con el Islam. El nombre Derviche se aplica a los Sufíes islámicos.

Esta danza tiene una esencia, por ejemplo girar en la dirección del corazón. Miréis donde miréis el rostro de Dios existe, se dice en el Corán. La danza se ejecuta girando sobre sí mismo facilitando estados alterados de consciencia y de éxtasis místico. Esta danza es propia de los Derviches girovados o Mevlevi. La mano derecha se coloca extendida hacia lo alto con la palma mirando hacia el infinito, la manoizquierda se dirige hacia la tierra. De esta manera uno se convierte en un mediador entre el cielo y la tierra, lo infinito y lo finito, la persona se vacía para ser un canal. En este rodar rítmico se quiere entrar en unión con el Todo, se quiere realizar que en todas partes está el rostro de Dios.

 

Julián: Ya que hablamos del Sufismo y del Islam, ¿cómo está insertado aquél dentro del amplio mar del islamismo?

Oruç: El Sufismo puede definirse como el camino interior del Islam. Existe un Hadis que dice «En el Corán coexiste la esencia interior y exterior para llegar a Alá». Sin embargo aparte del Sufismo islámico también hay otras líneas de sufismo en otras religiones. La meta del Sufismo es el conocimiento exacto de Dios que nos permite, a través del amor, llegar a la unidad. Alá dijo: «Yo soy un tesoro oculto, he creado a los humanos porque quiero que me descubran». Dios creó una diversidad a través de la cual la unidad puede verse a sí misma. Cuando el hombre lucha por el conocimiento de Dios, puede contar con su ayuda.

El camino Sufí es un sistema propio en el que entra la meditación, la oración y ciertas plegarias. También hay técnicas de ayuno dirigidas por un maestro, llamadas Halvet, la música, los Zhikrs que consiste en la recitación de los nombres de Dios, la danza, la poesía, las charlas, proverbios o Hadits y las historias especiales sobre los grandes sufís en la tradición. Todo esto para llevar al practicante a una experiencia directa con Dios.

 

Julián: ¿Qué importancia tiene la recitación de los nombres de Dios en el camino Sufí?

Oruç: La palabra Zhikr significa recuerdo. Al recitir los diferentes nombres de Dios recordamos lo que realmente somos, lo esencial de nuestra condición divina. Además trascendemos nuestro egoismo e individualidad havia un estado emocional de mayor hermandad y solidaridad dentro de una comunidad. En el Corán se dice: «Si llamáis a Alá, Alá os llamará».

 

Julián: ¿Cómo es la vida de un sufí?

Oruç: Aparentemente lleva una vida igual a cualquier ser humano pero internamente mantiene un contacto con su interior y una relación permanente con su maestro. De alguna manera su cuerpo es un servidor de su alma y en las cosas más insignificantes, en los detalles de cada día de nuestra vida hay una experiencia con Dios. Desprende una gran humildad pues el sufismo es una conducta que busca llegar a la esencia de la espiritualidad.

Es curioso como cuando entras en ese camino las puertas se van abriendo. Pero claro, hay que morir antes de morir. Hablamos de la muerte del ego. Para los niños el ego es necesario porque es su afirmación delante del mundo, pero para los adultos el ego es un obstáculo. Hay que abrirse a la madurez a través del amor. El primer paso es la limpieza, limpiar el corazón de egoísmos. Y esto no es fácil en la vida cotidiana. Maulana Rumi, el poeta sufí más importante, dijo que «el amor transforma el cobre en oro».

 

Julián: ¿Cómo se inició en el camino sufí?

Oruç: Fue a partir de un sueño que tuve a la edad de doce años. Un hombre que no conocía se me acercó en el sueño y me colocó un violín entre los brazos. Me dijo que tocara y yo le dije que no sabía. Él afirmó que sí sabía y realmente toqué el violín en el sueño y encontré mucho placer. A la mañana siguiente se lo conté a mi padre que me compró un violín. Antes de este sueño en casa mi madre cantaba y mi tío tocaba el acordeón, pero mi interés por la música nació de ese sueño. Después tomé lecciones en el instituto durante tres años. En un pueblo cercano había una fundación de arte y música turca a la que asistí. Me interesé por varios instrumentos musicales que utilizaban tradicionalmente. Después de mi formación académica estuve viajando y recopilando músicas tradiconales relacionándolo con la curación que hacían los chamanes cuando entraban en trance.

De vuelta a Turquía empecé a tocar todas estas músicas con un grupo de músicos no profesionales llamado Tümata donde se tocaba de forma natural, sin artificios, con instrumentos fabricados manualmente con medios naturales. Los instrumentos fueron reproducidos fielemente con elementos como pelo de caballo, cocos, etc, para mantener la tradición lo más pura posible.

Oruç Güvenç es maestro sufí de diversas órdenes y profesor de musicoterapia y de etnología musical en la Universidad del Mármara en Estambul. A través del instituto universitario que dirige ha realizado una notable labor de recuperación de la música tradicional del Asia central recogida en diversas publicaciones. Ha contribuido a recuperar muchas de las técnicas de musicoterapia de la tradición turca que tienen su origen en la herencia milenaria de los chamanes. Una amplia muestra de esta música arquetípica ha sido recogida en recientes grabaciones de Güvenç.

Julián Peragón

 

 




La irrupción de lo femenino

 

Este artículo lo dedicamos a lo femenino porque es evidente que los tiempos hace ya mucho que están cambiando y la Nueva Era tan esperada parece que viene de la mano de estos valores, sentidos como más integradores, más íntimos y más amorosos. Sin querer caer en estereotipos, la Vieja Era patriarcal parece abocada a un callejón sin salida. Aquella estrategia de conquista y triunfo, de competitividad y crecimiento ilimitado ya no da más de sí en medio de guerras intestinas alrededor del orbe, miseria y hambrunas generalizadas, superpoblación descontrolada, recursos escasos de materias primas, y desastres tras desastre ecológico. Todos estamos diciendo ¡Basta!. A estas alturas, dentro del tercer milenio, nadie discutiría históricamente el paso evolutivo que va del mito al logos, el desarrollo de la razón, de la mente lógica y especulitiva, el ingenio del hombre y su apuesta tecnológica, pero cuando la razón se desconecta de su anclaje que es el corazón produce engendros absurdos que pueden poner en peligro –tal como lo estamos viviendo– la totalidad de la vida y el mismo sentido de la humanidad.

Lo femenino nos reclama a hombres y mujeres aunque es ésta la que está tomando la delantera ya que no tiene nada que perder en el cambio. Ella es, según estudios sociológicos, la que más estudia, la que más viaja, la que más asiste a espacios de crecimiento. Ella es la que asiste con fuerza al mundo público sin abandonar su papel tradicional en el hogar aunque ello conlleve a menudo una esquizofrenia y una rebeldía ante la gran carga que tiene que llevar. No obstante, aunque la liberalización de la mujer en estos momentos no tiene parangón en la historia no olvidemos que los riesgos no son despreciables: la ingenería genética en la fecundación que pretende controlar la propia selección natural; los mismos controles indiscriminados de natalidad; el paro masivo que se ceba en la mujer cuando los tiempos son de crisis; el alejamiento en el ámbito de la educación de sus hijos; la presión sobre su comportamiento y sobre su estética como mujer objeto, y un largo etcétera.

La mujer, al igual que el hombre al mirarse en ella, tiene que recuperar una imagen más completa de ella misma. Para ello tiene que desenmascarar a la historia que la ha dejado a un lado y encontrar aquellos otros tiempos cuando ella era la detentadora del poder más alto, el de comunicarse con lo espiritual, el de bendecir las siembras, los nacimientos, la despedida de los muertos y las ofrendas en el amor. Era la sacerdotisa y su poder era evidente porque daba a luz cuando los dioses se comunicaban con ella. Todo cambió cuando otros pueblos más bárbaros del norte vinieron a revolucionar el Olimpo y a relegar a la Diosa Blanca a una mera consorte y sierva de un primerizo y arrogante dios. Ella no obstante fue víctima de los nuevos tiempos pero también cómplice, y delegó cansada todo el control del universo a su esposo y padre celeste, pero conservó bajo su dominio el viento, el destino y la muerte, cosas en las que no atina la lógica del hombre.

En esa espera, las estrategias de dominación del hombre sobre la mujer fueron múltiples, la mujer tuvo que irse a la casa del marido en su casamiento perdiendo la seguridad de su familia; estuvo controlada –cuando no mutilada–sexualmente; sus hijos perdieron el apellido materno; perdió la voz, la decisión, la libertad y el contacto con otras mujeres posibles de solidaridad. El hombre, siempre temeroso, dividió al mundo en bueno y malo, y puso lo brillante, la palabra, la ley, la razón de su lado y dejó a la mujer el cuerpo pecaminoso, las corazonadas y las habladurías, las intuiciones misteriosas. En ese abismo creado toda mujer sabia, curandera fue tratada de hechicera en comunión con el diablo, y hasta en los concilios le fue negada el alma.

La mujer olvidó por pura supervivencia y se adaptó como bien sabe hacerlo, aunque las nanas y los cuentos que relataba a sus hijos permanecieran los mensajes donde el pequeño batía al gigante, el débil engañaba al poderoso malvado, y el marginado/a se alzaba con el amor del principe o princesa. Mensajes de vida que anteponían a la cultura de muerte, de guerra, de jerarquía y orden estricto social.

A la mujer no le quedó más remedio que ser la vírgen, la madre o la puta cuando no se retiraba del mundo como monja, y el hombre se vivió en cuanto a ella como protector, tutor y controlador temeroso de que sus hijos no fueran suyos, y de que sus secretos se divulgaran, y que su imagen íntima lo delatara, y de que sus decisiones y conocimiento fueran rebatidos, o temor a mostrar su dependencia afectiva, y tantas y tantas cosas que da miedo reconocer. Ahora la mujer ha madurado y el hombre tendrá que hacerlo con ella pues formamos partes de un todo indisociable. El excesivo celo del hombre en cuanto a la mujer no es más que la muestra de lo tremendamente importante que es para él, y también de su envidia de dar vida o quizás de su belleza, aunque éste, muy astuto, lo haya disfrazado proyectando en ella la «envidia de pene».

Sexismo y racismo necesariamente van de la mano pues son lo que son, estrategias depuradas de dominación. Lo que pasa es que el hombre se olvidó que con la dominación y control de todo lo que sentía extraño se quedaría solo en un universo donde el misterio le daba la espalda. No es extraño que nosotros los hombres también deseemos el cambio y aceptemos, aunque a regañadientes, el retorno de la diosa.

Con todo, decíamos que los tiempos han cambiado y ahora lo femenino ya no puede ser confiscado por nadie pues pertenece a la vida, y el mismo mito de la Era de Acuario habla de integración de los valores femeninos y masculinos tanto en el hombre como en la mujer, hacia un modelo de persona más autónomo y solidario con el otro, con los otros, en definitiva con la diferencia. El futuro está en la androginia, no como la pérdida de la diferencia en un ser amorfo sino como la aceptación de que el dar y el recibir, el desear y el ser deseado, el decir y el escuchar, forman parte intrínsecamente de uno y de una. Tenemos mucho que descubrir.

Julián Peragón

 

 

 




Yoga: Entrevista de Yoga a François Lorin

Julián Peragón: Normalmente decimos que el Yoga tiene unos 5000 años de antigüedad, pero lógicamente han habido muchos procesos y etapas históricas, de hecho, hay muchas formas de realizar el Yoga y hay diferencias entre el Yoga del Norte y el Yoga del Sur de la India, pero cuando hablamos de TRADICIÓN en Yoga, ¿cuáles son las claves para definir qué es el Yoga?

François Lorin: En principio, el Yoga no pertenece exclusivamente a la India, es un patrimonio de la Humanidad, porque es una búsqueda que ha recogido otros nombres en otros sitios, hay lazos que unen el Yoga con el Chamanismo y el Chamanismo es universal. Por lo tanto la clave, el origen del Yoga no hay que buscarlo en una cultura en particular, sino en el interior de uno mismo porque el cerebro humano ha evolucionado muy poco desde que existe la especie humana. El cerebro lleva la misma búsqueda desde que existe hasta ahora, la misma necesidad de saber si existe algo más de lo que la memoria ha registrado.

Las llaves del Yoga son las que ha definido Patanjali, es todo lo que constituye el sufrimiento en la vida, siendo la omnipresencia del MIEDO la base principal. Comprender y sobrepasar el estadio en el que el ser humano está confrontado al miedo es una de las claves fundamentales del Yoga y es universal.

Julián: En la tradición del Yoga tenemos dos joyas importantes, Yoga Sutras y Bhagavad Gita, parece que uno sea la cabeza y el otro el corazón, ¿Cómo podemos integrarlas en nuestra práctica del Yoga?

F. Lorin: la joya del corazón del Bhagavad Gita es también la guerra, yo no creo que haya divorcio entre los dos, Patanjali ha escrito una tabla de materias del Yoga, es una tabla muy sucinta y no tiene poesía. La poesía viene del enseñante que es capaz de escribir y dar calor a lo que no es más que una tabla de materias, el Bhagavad Gita es un capítulo del Mahabharata, éste es un poema, y por lo tanto el lenguaje poético del Bhagavad Gita nos llega al corazón, pero no hay diferencias fundamentales en las enseñanzas de uno y de otro.

 

Julián: Cuando el Yoga se adapta a una época y a una cultura determinada y a unas necesidades concretas, ¿no estamos desvirtuando la esencia del Yoga?

F. Lorin: No, yo creo que el Yoga es lo contrario del dogma (o lo opuesto al dogma), se puede traicionar un dogma pero no se puede traicionar un espíritu de búsqueda. Hay maestros del pasado que han afirmado que había una sola vía, pero esto no representa el espíritu del Yoga, es una desviación que viene de la India, que después de períodos históricos de efervescencia de creación, se han encerrado en un modelo repetitivo. Es verdad que ésto ha ocurrido, no han descubierto ni añadido nada nuevo, los Rishis, que son verdaderos yogui, los «oyentes», han mostrado una creatividad desbordante. El adepto del Yoga contemporáneo no debe dudar de ser innovador. Lo importante es haber sentido en sí mismo la invitación profunda del Yoga que es de liberarse y de liberar a todos los seres sensibles y no dudar en utilizar todos los instrumentos que sirvan a este fin.

Personalmente, como contemporáneo, creo que las aproximaciones «llamadas» psicoterapéuticas tienen tanto derecho a llamarse Yoga como la gente tradicional del Yoga que se han esclerosado.

 

Julián: Totalmente de acuerdo. ¿Qué podemos entender por el concepto Viniyoga? ¿Cuál es su propuesta y su táctica peculiar?

F. Lorin: La palabra Viniyoga viene de los Yoga Sutras, sirve para dibujar el hecho de cómo acceder a los estados más profundos del camino del Yoga, que permiten traspasar los condicionamientos en los que estamos todos metidos y es necesario pasar por determinadas etapas. Cada etapa requiere una forma de adaptación diferente y lo que designa este proceso es la palabra Viniyoga.

Cuando los alumnos pedían a Desikachar, su maestro, que pusiera un nombre a su enseñanza, él no pensaba que esto era necesario y decidió nombrarla Viniyoga. Era para respetar una enseñanza de su padre que viene de un texto muy antiguo, el Yoga Rajasya, «el secreto del Yoga». No se sabe si es un mito o una realidad, este Yoga Rahasya de Nathamuni fue un antepasado de Desikachar. Este texto dice, que siendo enseñante de Yoga hay que tener en cuenta las condiciones del entorno, del carácter y la personalidad de cada uno de los alumnos. No enseñamos Yoga igual al hombre que a la mujer, a un niño o a un anciano, a una persona sana que a una enferma, a alguien que viene nervioso y quiere calmarse, o alguien que viene porque ha tenido una experiencia de vida muy difícil y quiere comprenderla y traspasarla.

Esto quiere decir que en Yoga lo importante no es el Yoga sino la persona y por lo tanto el maestro tiene totalmente justificado modificar y adaptar todos los útiles (las herramientas) en servicio de la persona.

 

Julián: Supongo que conociste a Krishnamacharya, padre y maestro de Desikachar, ¿cuál era su sabiduría?

F. Lorin: Personalmente creo que ni Desikachar ni Krishnamacharya son seres «liberados», creo que son personas con una gran sabiduría práctica, y muy psicólogos, capaces de sentir perfectamente en qué punto de su vida se encuentra un ser humano y, en particular Desikachar -a quien conozco mejor-, capaz de crear una relación íntima en la que la relación misma es un factor muy importante para crear un proceso de transformación y de evolución, una forma de intimidad afectiva o de relación amistosa que tiene una buena base (o que brinda un buen soporte), a nivel técnico, respiratorio, postural. La tradición de Krishnamacharya es muy rica, ha dado origen al Yoga Iyengar, Patabhi Joï, en particular éste último es conocido en Estados Unidos, pero son muy diferentes del Viniyoga.

 

Julián: ¿Krishnamacarya tenía una visión sobre el Yoga y Occidente?

F. Lorin: Sí, Krishnamacarya era una Brahman ortodoxo del sur de la India no aceptó nunca abandonar su país, sólo conoce Occidente a través de los alumnos occidentales que han ido ahí. Algunos han ido muy pronto, recuerdo una señora americana que tenía 90 años cuando la conocí y ya hacía muchos años que iba, ya iba en los años 60, así él ha podido familiarizarse con la cultura, la mentalidad y el inconsciente colectivo de Occidente.

En cambio Desikachar ha venido a menudo a Occidente, la primera vez estuvo invitado por Krishnamurti, y ha tenido la oportunidad de penetrar en el interior de la sociedad occidental, yo creo que él tiene una buena percepción de aquello que caracteriza Occidente como tal, y que sin embargo sigue siendo un enigma para mí (ríe).

 

Julián: A mí me gustaría hablar sobre cómo ves el Yoga en el futuro, ¿ en qué cosas crees que el profesor de Yoga debe profundizar?

F. Lorin: Creo que lo tengo mal para situarme como profeta, porque el futuro no está escrito y no podemos saberlo. Creo que la cuestión legal va a tener mucho que ver, porque la profesión del profesor de Yoga puede cortarle las alas si se reduce el estatuto de la enseñanza a Monitor de posturas, también pueden ponerle esposas si ponen al Yoga legalmente bajo el control de la Medicina o de la Psiquiatría, por lo tanto es necesario conseguir un estatuto suficientemente abierto para que el profesor de Yoga pueda transmitir la totalidad de lo que implica el Yoga. Podemos decir, para resumir, que el Yoga es una cultura, no una cultura exótica, sino una cultura universal que hay que desgajarla de la terminología sánscrita, que hay que transcribirla en Occidente del modo menos exótico posible.

Para el mismo profesor de Yoga, en su trabajo, comentaré algo que me ha servido mucho en mi vida, un gran místico de Cachemira, Abhinivagupta, decía que cuando un texto te ha emocionado (conmovido), si el autor está vivo lo único importante es ponerte en contacto para que responda a tus preguntas, si el autor está muerto y sólo queda el texto, con sus técnicas, herramientas, métodos, has de escuchar tu propio corazón y seguirlo. Eso es lo fundamental para un profesor de Yoga. Lo más difícil es aprender a escuchar lo más profundo de uno mismo, aquello que nos conmueve, aquello que nos brinda paz y aquello que nos permite ver lejos y con lucidez, y eso es lo principal para poderlo transmitir.

 

Julián: ¿En qué sentido el Yoga tiene la muerte como presencia para la transformación personal?

F. Lorin: La muerte como factor de transformación, para mí la muerte no es algo del futuro, es algo presente en las cosas cotidianas, en las horas normales, porque según he comprendido a través del Yoga, me parece que la entidad psicológica llamada «Yo» es importante que aprenda a morir de instante en instante, si no es así nunca hay una mirada nueva, una escucha nueva, jamás hay inocencia y no puede haber NO violencia. Porque el nudo del Yo/Ego es la consecuencia de una violencia de la cultura humana que condiciona al bebé, a identificarse a un cuerpo, a un nombre, a una forma, a una lengua, a costumbres, es una violencia necesaria, es cierto, pero es una violencia y el Ego ha nacido de esa violencia y no puede funcionar más que con la violencia de la comparación y del juicio. Así, la escucha profunda de ese movimiento del Ego, puede dar nacimiento a la muerte. De esta forma el re-nacimiento se hace continuamente, y ésa es la muerte importante, no la muerte del cuerpo físico, todos sabemos que el cuerpo físico va a morir pero en cierta forma también puedes ser un cadáver viviente en un cuerpo vivo, lo importante es ser una llama de vida incluso en el momento en que el cuerpo muere.

Julián: Última pregunta, tú que ves a una gran mayoría de practicantes y profesores de Yoga, ¿qué Yama o Niyama tendríamos que trabajar juntos?

F. Lorin: No voy a responder exactamente pero hay un Niyama fundamental, porque si éste Niyama no está presente, los demás carecen de solidez, y es Satya: ser auténtico, ser sincero consigo mismo. Se puede mentir a los demás, si se hace concientemente, pero en el momento en que te mientes a ti mismo se ha hecho el muro de Berlín entre tú y el Yoga.

Entrevista realizada en un encuentro de Yoga de la escuela Sâdhana el 29 de junio de 2002 cerca de Manresa. Barcelona

Julián Peragón

 

 




Ciencia y Tradición

 

Hay momentos en que lo nuevo irrumpe con fuerza, aunque inocente, es una fuerza que se nutre a sí misma al adaptarse a su propio momento de crecimiento como el brote tierno de una flor en primavera rompe la capa dura y gris del invierno.

Todos necesitamos de estos momentos de renovación, momentos en los que se renueva el tiempo, se zanjan las cuentas con el pasado y se echan a volar los deseos futuros. Como nos decía Mircia Eliade, las sociedades tradicionales siempre se han protegido del peso de la historia, de la dimensión lineal del tiempo, y han necesitado recurrir periódicamente a la abolición de aquél mediante rituales de transformación y catarsis, en la necesidad de conectar con el origen de los tiempos y volver a reproducir los mismos gestos arquetípicos, las mismas hazañas de sus héroes, el mismo diálogo con los dioses. Apropiarse, tal vez, de esa sensación nueva que hace que el mismo cielo de todos los días sea diferente, y de una mirada limpia, libre de todos los rencores y todos los viejos hábitos que nos ciegan.

Pero nosotros tenemos muy presente el tiempo, nuestra vivencia del tiempo va muy deprisa y ya hemos puesto el ojo en el 2000, en el privilegio de empezar un nuevo milenio. Sufrimos un acelerón sin precedentes, no sabemos si corremos tras el progreso, científico y aséptico, tecnológico y brillante, o corremos huyendo del vacío, de la crisis, del sin sentido que produce ese mismo progreso. Estamos atrapados en el futuro si creemos que la salvación residirá en un paraíso tecnológico perfectamente controlado. Vencer las enfermedades, el dolor o la muerte; estar seguros, calentitos y ahítos de comida; ver imágenes dulces y tener un ocio variado. ¿Será este nuestro paraíso?.

Pero el tiempo como la vida es cíclico, tiene mareas altas y bajas, eclipses y destellos. Por eso en la dimensión cíclica y global del tiempo que nombrábamos antes, cada momento está profundamente interconectado con el Todo, pasado y futuro se funden en el aquí y ahora puesto que el presente es lo único eterno que existe.

No importa que descubramos maravillas del Universo, que tengamos máquinas inteligentes y sepamos los códigos secretos de la naturaleza y de nuestros genes. Nada de esto tiene importancia sino descubrimos ante todo el peculiar sentido que tiene la vida para nosotros.

Si el reloj nos quita la sensibilidad del tiempo, el ordenador la capacidad de pensar, si el confort atrofia nuestra motricidad y nuestra expresión, si la tecnologfa nos evita percibir lo simple de la vida, entonces hemos fracasado. Pero si todo ello nos invita a aumentar nuestra sensibilidad y nuestras ganas de vivir, entonces, ¡bienvenido!.

El futuro no es más que la mera construcción de nuestra esperanza y el paraíso, seguro que no nos esperará en la vuelta de la esquina. Ya están sucediendo infinitas cosas significativas en este momento como para no rechazar el presente. Ser consecuente con el aquí y ahora, sin asustarse, sin pedir milagros, sin perder ilusiones, sin desánimos.

Es por eso que queremos rescatar la dimensión profunda de la vida, la visión espiritual del ser humano, sabiendo que el tercer milenio nos empuja a seguir mejorando pero con la condición de vivirlo en este preciso momento.

En este sentido la Tradición no es algo desfasado que hacían nuestros antepasados, aquellos sabios que se retiraban de la sociedad, aquellos alquimistas que buscaban convertir el plomo en oro o aquellos eruditos que leían la letra pequeña de las Sagradas Escrituras. No, la Tradición siempre fue clara aunque su medio de expresión (y protección) fuera a menudo esotérico. La fuerza de la vida y de la creatividad está en el momento presente, no hay nada fuera de él. Habrá que sentarse en alguna postura especial largo tiempo, habrá que peregrinar por todos los caminos, habrá que retirarse durante años en silencio, habrá, tal vez, que penetrar en el poder de la magia o danzar como sólo lo sabe hacer el viento. No importa el camino o la estrategia escogida, lo importante es el tesoro que tenemos instante a instante y que, el hábito del pasado o la especulación del futuro nos hace perder.

Si la Tradición fuera algo viejo nunca llegaría a nuestras manos, si ha pervivido por los siglos de los siglos es porque es tremendamente nueva, se adapta a cada momento, recoge la fuerza de lo emergente y se viste con las mil caras de lo impermanente. De hecho, la Tradición no tiene rostro, es como la define Lao Tse cuando dice que «el Tao que puede ser nombrado no es el verdadero Tao». Así, la verdadera Tradición no es la que se deja atrapar por dogmas y creencias, por rituales y disciplinas, viene de lo invisible y no tiene voz. Sabe que su poder reside en la fuerza renovadora del presente.

Julián Peragón

 

 

 




El cuerpo encorsetado

 

El cuerpo escaparate

La primera imagen que damos a los demás, la da nuestra cara, la secunda nuestra figura y tal vez por esa presentabilidad que hace de tarjeta de visita quisiéramos tener una cara bonita y un cuerpo esbelto para agradar a los otros que tienen el poder omnipotente de rechazarnos.

Para quien sabe ver, la presentación del cuerpo dura bien poco hasta que nos adivinan la mirada, hasta que nuestras palabras nos revelan, hasta que nuestra alma se atreve a revolotear por la imaginación. Entonces el cuerpo ya no estorba, queda libre de arrastrar la pesada carga social, libre de ejecutar los cánones de belleza, de sufrir los caprichos de la moda.

Cuando el cuerpo se convierte en un escaparate, los demás nos compran con su aprobación o su indiferencia. Cuando nuestros valores se invierten en un producto perecedero la fecha de caducidad nos delata. Así, como no siempre seremos jóvenes, aparece el postizo y el maquillaje, la cirugía y la pose para caer, tarde o temprano, en algo temido, en una caricatura de nosotros mismos o en una imagen decadente de quien no sabe integrar las arrugas y las enseñanzas que deja el tiempo.

El cuerpo máquina

Tener un cuerpo fuerte es envidiable porque nos facilita los esfuerzos o quizá porque nos defiende del mundo. Puede ser que un cuerpo fuerte sea también bello como pensaban los clásicos. Ahora bien, un cuerpo vitaminado que corre velozmente en los estadios se lesiona fácilmente, tal vez porque nos hemos olvidado que un cuerpo no es un conjunto de piezas intercambiables sino un todo interrelacionado impregnado de sabiduría. Sin embargo, un cuerpo inflado de músculos, agarrotado de sensibilidad, hipertrofiado de narcisismo está midiendo su ser en la balanza de sus abdominales de hierro. La competitividad nos lleva a declarar que el alma en un cuerpo máquina chirría pues lo que importa no es el sentir propio de cada uno a través de su cuerpo sino claramente la meta.

Hay un deporte de elite que es un esbirro de la mentalidad productiva y que todo lo mide en décimas de segundo y milímetros de altura y que piensa que por saltar más se es más.

 

El cuerpo lujurioso

Tener placer y disfrutar de la vida son objetivos deseables a todas luces. ¡Ay!, por tanto, de quien se niegue el placer que reclama el deseo pues se encontrará con tanta esterilidad que ninguna semilla germinará en su tierra ni caricia sentida dejará una estela de gozosa satisfacción.

Pero, en el otro extremo, nos encontramos con el cuerpo erotizado que esconde precisamente la negación de aquello que abandera. Cuando el artificio para obtener placer es desmedido o perverso nos encontramos debajo no exactamente una piel fina y receptiva sino una piel de elefante, un embotamiento que se fija obsesivamente en un mismo tema o una compensación ante la dificultad de encontrar placer con lo simple, de saber reconocer con gusto el detalle o entretenerse en el ritual minucioso de los encuentros, sin más.

Sea una búsqueda compulsiva por la comida o por el sexo, por la velocidad o por el riesgo, el cuerpo es un víctima de una droga llamada intensidad cuando se ha perdido la fina frescura del alma.

 

El cuerpo seducción

En un buen sentido, la seducción es un puente que tendemos a lo largo de nuestro deseo para encontrarnos con el otro, un arma que destila el amor para que los azares no alejen a la persona querida.

Pero cuando la seducción es ciega, cuando en el fondo de la seducción no hay verdadero amor y simplemente un deseo desorientado, se seduce a todo y a todos indiscriminadamente.

El gesto estudiado, los labios entreabiertos, la mirada fruncida, el escote visible o el paquete ajustado forman parte de algunas señales que tejen, tantas veces a nuestro pesar, la telaraña de apetitos a nuestro alrededor. Pero la seducción que tantas veces niega al objeto de deseo, le quita encarnación al otro y lo convierte en una proyección, en un espejismo, en un formato edulcorado de sí mismo. Tristemente, la conquista por la conquista maniata al otro para someterlo y para volverlo no peligroso.

 

El cuerpo tonel

El alma infantil que todos llevamos dentro piensa que no existe lo que uno no ve, y cuando acontece lo desagradable se lo echa a las espaldas o se lo traga. De hecho, muchas veces, uno se lo come todo. Junto al bocadillo o a las habichuelas uno se traga su dolor, untado con una pátina de lástima o imagen desvalorizadora de sí mismo. Se come la mierda del otro, su ira, su crítica, su flagelo creyendo que una vez dentro, en la oscuridad de las entrañas, en la invisibilidad de las interioridades ya no harán efecto, ya no mermarán más con el aguijón de la culpa.

Si algún día la piel fue un lejano paraíso de sensibilidad y curiosidades, se la convierte con el paso de las frustraciones en una muralla infranqueable. La capa de grasa se espesa centímetros o metros hasta que los golpes del mundo se convierten en cosquillas, y los improperios de los demás apenas son murmullos en la nada. Nada llega, el cuerpo está anestesiado, ahíto de detritos que ha ido celosamente guardando para no sentir.

 

El cuerpo puro

La salud debería ser un bienestar que se refleja en el cuerpo pero que viene de muy adentro. Entendida no como algo fijo sino como un equilibrio dinámico donde se actualizan nuestros recursos de vida para adaptarnos a los cambios, tanto internos como externos.

Y es cierto que hay que alimentarse bien e higienizarse a fondo, pero el cuerpo que se quiere puro porque come lechugas bañadas en luz de luna y que duerme entre espejitos que anatematizan las influencias negativas está perdiendo el norte.

Por supuesto que el cuerpo tiene una dimensión sagrada, pero el purismo puede ser otra pose, ésta espiritual, para negar la misma realidad ontológica del cuerpo. Y es que el cuerpo cambia, se ensucia, come y caga, se enferma y se sana, se deteriora inexorablemente, pero no es nunca algo inmaculado.

 

El cuerpo es

Pero el cuerpo que se ha sentido tan y tan encorsetado se queja, somatiza y se retuerce. Porque si bien solemos decir que tenemos un cuerpo, también podríamos decir que somos conjuntamente con el cuerpo, pues ¿no será el cuerpo una cristalización del espíritu?.

Mientras, cabe la posibilidad de escuchar más y más profundamente nuestra realidad corporal y ver que el cuerpo tiene sus secretos y sus razones por no decir que la sabiduría de toda la evolución se desgrana en los hábitos involuntarios y en las respuestas fisiológicas que habitan en nosotros.

El cuerpo no necesita un molde, otra imposición más de cómo tiene que caminar, comer, hacer el amor, más bien necesita un cultivo de su propia sensibilidad, una invitación al abandono, una consciencia de su respiración y de sus apoyos. Leer en el cuerpo es descifrar nuestras actitudes vitales, las huellas de la experiencia y, hasta el destino, a veces ,se lee entre sus pliegues.

Julián Peragón