Las clases regulares que impartimos como profesores o profesoras discurren a lo largo de las semanas, meses y años, y a menudo, las diferentes clases no siguen un patrón o una línea de desarrollo, bien sea porque vamos cambiando de grupos con facilidad o porque hay una circulación de alumnos que nos obliga a volver una y otra vez sobre los mismos objetivos. Miramos lo inmediato, preparamos la clase del día, pero nos cuesta hacer una programación más general, de amplias miras.
Veamos cómo podemos avanzar desde la programación diaria a una que englobe todo un curso para que nuestros alumnos puedan sentirse estimulados a profundizar a los largo del tiempo en unos objetivos concretos.
CLASE GLOBAL
Cuando diseñamos una clase, uno de los objetivos deseables es armonizar cuerpo, mente y espíritu que es propiamente uno de los objetivos fundamentales del Yoga. Necesitamos salir de la práctica con un estado de unión y bienestar. ¿Cómo lo hacemos? Pues trabajando a un nivel físico y energético, sin olvidar el aspecto emocional, mental y anímico.
Desde el plano físico, podemos trabajar en todas las gravedades (de pie, invertida, boca abajo, boca arriba y sentados). En todas las articulaciones, además, podemos moverlas en los tres planos, frontal, sagital y transversal que se traduce en movimientos de flexión y extensión, inclinación lateral y rotación.
En esta visión global de la práctica nos interesa desarrollar el máximo de valencias físicas, desde el equilibrio a la coordinación, desde la flexibilidad a la fuerza, entre otras.
En otros planos necesitaremos también trabajar con la dimensión energética junto a la respiración, la concentración e incluso la meditación.
Sin embargo, una práctica global permite avanzar en todas las direcciones pero sin tiempo para profundizar en ninguna de ellas. Se impone, por tanto, una práctica específica.
CLASE ESPECÍFICA
Hay ciertos aspectos que debemos cuidar en profundidad. Nos encontramos con tensiones, zonas con poco movimiento, capacidades poco desarrolladas, respiración irregular o mucha dispersión mental. Es entonces cuando debemos atender a esas dificultadas precisamente para llegar aquella armonía y globalidad de la que partíamos en un principio. De la misma manera que un deportista se entretiene en desarrollar saltos, o tiros libres, o penaltis, nosotros, en nuestras clases, tenemos que insistir en aquellos elementos más disfuncionales.
En una práctica individual, y partiendo de la escucha, sabremos qué y cómo debemos orientar nuestra práctica. En un entorno grupal, también partimos de la escucha pero escogemos los elementos más comunes que necesitamos todos por nuestro estilo de vida. Seguramente tendremos que estirar la musculatura posterior acortada, tonificar los abdominales o favoreces la concentración, entre muchos otros elementos.
EQUILIBRIO
Teniendo en cuenta esta complementariedad de la que hablábamos, sería lógico, y deseable, ir combinando series globales y series específicas para alternar armonía y profundidad. Lo específico tiende a una orientación terapéutica, muy necesario en nuestras sociedades y, en cambio la serie global nos sume en una práctica espontánea y abierta.
SEGÚN AVANZA EL CURSO
Además de esta alternancia, necesitamos como profesores un esquema amplio para avanzar no es pequeños objetivos sino en objetivos que también busquen una globalidad.
SEGMENTOS: desde los pies a la cabeza, pasando por las caderas, lumbares, dorsales, cervicales y hombros podemos centrarnos en los segmentos corporales, en su alineación, flexibilidad e integración con el resto del cuerpo. Este trabajo segmentado nos ayuda a mejorar nuestra estática corporal.
CENTROS ENERGÉTICOS: no nos podemos olvidar de la dimensión energética del cuerpo. Podemos abrir y sensibilizar los centros energéticos y vigorizar, de esta manera, el cuerpo, ampliar la respiración e introducirnos en una dimensión simbólica y espiritual de este esquema evolutivo corporizado que son los chakras.
CUALIDADES FÍSICAS: tal como hemos nombrado, hay cualidades que son imprescindibles para funcionar en la vida cotidiana. Bajar unas escaleras, coger un objeto pesado, atarse los zapatos o cortar unas verduras requiere unas habilidades que si no se cultivan se suelen atrofiar. De ahí la importancia de cultivar el equilibrio, la coordinación, la flexibilidad y la tonificación tanto de la cintura escapular, de la pélvica y de toda la espalda.
AJUSTE ESTACIONAL: cada estación tiene una energía específica y el cuerpo hace un esfuerzo de adaptación. En cada estación encontramos unos meridianos con unos recorridos corporales más sensibles que podemos estimular con diferentes âsanas.
MEDIOS REGULADORES EXTERNOS: hemos de regularnos en cada postura mediante nuestro propio cuerpo pero, a veces, elementos externos pueden mejorar esa adaptación tanto a la hora de intensificar un âsana como formas de simplificar un esfuerzo y mantener el equilibrio esencial del Yoga entre estabilidad y abandono. Una pared o una silla pueden dar soporte a personas con algunas limitaciones ya sean de equilibrio o verticalidad. Cintas, cojines, mantas nos ayudan cuando estamos sentados o tumbados. Cualquier elemento bien utilizado, desde el sentido común y con prudencia puede ayudarnos a ir un poco más lejos en la práctica de Yoga.
YOGA TERAPÉUTICO
Hay enfermedades o dolencias que son frecuentes en un tipo de vida que todos, en algún momento, hemos sufrido. ¿Quién no ha tenido insomnio o estreñimiento? ¿Migrañas o cansancio ocular? ¿Artrosis o varices? Cierto que el Yoga, como casi nada, hace milagros pero están demostrados los beneficios para la salud.
GRAVEDADES: depende del nivel de tensión que tengamos puede que tengamos que insistir en alguna gravedad en particular. Una persona que tiene debilidad en las piernas o falta de enraizamiento le convendrá hacer una serie donde se prioriza las posturas de pie. En cambio alguien que suele tener cargadas las extremidades inferiores, una práctica donde haya una mayoría de posturas invertidas.
DOMINIO POSTURAL: no podemos olvidarnos de la técnica de Yoga. Dominar un grupo de âsanas requiere una atención mayor y, por tanto, las series estarán estructuradas para lograr, mediante la conveniente progresión, el acceso y el aprendizaje de una postura que previamente no dominábamos. El dominio de estas posturas nos ayudará a fluir mejor con las series globales.
RESPIRACIÓN: otras veces, el objetivo es la misma respiración que tiene muchos matices y que, en general, está bastante bloqueada. Hacer series donde estimular la respiración abdominal, la costal o la pectoral puede ayudarnos enormemente a desbloquear segmentos de la respiración. Pero también podemos centrarnos en la inspiración o la espiración, la retención en lleno o en vacío.
COORDINACIÓN
A la hora de distribuir las clases podemos elegir un par de objetivos, por ejemplo, uno técnico y otro terapéutico, o uno postural y otro energético. No conviene dar demasiada información y es mejor repetir con variantes para que se integre mejor la práctica.
Evidentemente habrán objetivos que se puede proponer semanalmente, de otros que serán mensuales, trimestral o a largo plazo. Lo importante es estimular el interés y la progresión del alumno.
Tampoco es conveniente una planificación rígida del curso sino flexible porque dependerá muchas veces del grupo, del tiempo, del espacio, de los materiales de apoyo que tengamos, y sobretodo de la experiencia que tengamos sobre la orientación que queramos transmitir.
Julián Peragón