Siempre hablo de un cierto equilibrio entre los distintos niveles en las pautas de atención. Es posible hacer una sesión con mucho énfasis en la realización de las posturas, esto es, en las bases posturales. Pero también podemos poner el acento en el propio sentir de la postura, en nuestra relación con ella, en el diálogo sensible con nuestros límites. Ahora os propongo otro énfasis, éste basado en las actitudes sabias que la filosofía perenne nos recuerda. Es cierto que la conexión de una postura con una actitud es evidente en muchos casos y no tanto en otras, no importa. Lo importante es utilizar el esfuerzo de centramiento que impone una postura para poder trabajar ciertas actitudes liberadoras. Pensemos que al potenciar una virtud al otro extremos estamos dejando de aferrarnos a ciertas actitudes inconscientes. Se trata pues de intentar ponernos en cuerpo y alma en esa actitud reguladora que nos propone este yoga.

 

 

Julián Peragón 

 

En más de una ocasión la vida se parece al Yoga, infinidad de gestos y posturas que, si se quiere, de una forma desgarbada, espontánea son como las mismas âsanas de toda la vida. Pero la semejanza quiere ir un poco más allá, porque independientemente de las posturas, el Yoga es una actitud, una actitud de presencia, de relajación sin perder la atención, de respeto por el cuerpo, de escucha de los propios límites y de la capacidad para autorregularnos. En este sentido debemos llevar el Yoga a la vida,y porqué no, la vida al Yoga, para no quedarnos demasiados estirados, encumbrados en nuestra perfección técnica. Valga entonces esta propuesta que, sin perder el humor, nos haga humanizar un poco más, si cabe, el mismo Yoga.

Julián Peragón 

YOGA DE ABANDONO

 

1. Toma de conciencia

 

 

 

 

 

2. Reseguir columna

 

 

 

 

 

Sentir los hombros, los apoyos del cuerpo. Puntos de atención, sacro y occipital.

 

3. Confianza

 

 

 

 

 

4. Descansar sobre la espalda

 

 

 

 

Caer hacia atrás. Movimiento abandonado de extensión.

Escucha respiratoria: vientre / lumbares

 

5. Lluvia de golpecitos

 

 

 

 

 

6. Balanceo hacia delante

 

 

 

 

A lo largo de la columna. Aflojar toda la cintura.

Escucha respiratoria: pecho / dorsales

 

7. Masaje cervical

 

 

 

 

8. Proyección

 

 

 

 

 

Subir friccionando la espalda. De toda la espalda.

9. Deslizar

 

 

 

 

10. Sensibilización de los sentidos

 

 

 

Todo el cuerpo hasta quedar boca arriba. Escucha cabeza, ojos, oidos con las manos.

 

11. Abrazar piernas contra el pecho

 

 

 

12. Descomprimir

 

 

 

 

Manos sobre el corazón. Después, mecimiento lumbar con círculos de las piernas. Zona sacro lumbar.

 

13. Para abrir los espacios intervertebrales

 

 

 

 

14. Favoreciendo la inversión

 

 

 

 

 

Escucha vientre y cervicales una vez tumbados. Y el retorno venoso hacia el corazón.

 

15. Masaje de mecimiento

 

 

 

 

 

16. Torsión en abandono

 

 

 

 

17. Talones a nalgas

 

 

 

 

18. Extensión

 

 

 

 

De la parte baja de la columna.

 

19. Masaje

 

 

 

 

20. Reseguir el perfil del cuerpo

 

 

 

 

Zona sacro-lumbar. Despedida cogiendo las manos.

 

Julian Peragón 

 

 

 

 

 

Julián Peragón 

 

Julián Peragón

 

 

 

Habitualmente hacemos la práctica del Yoga en grupo con los ojos cerrados, salvo para ver las indicaciones que nos brinda nuestro profesor/a. Sabemos que los ojos cerrados facilitan la interiorización porque nos alejan de los múltiples estímulos que acontecen fuera de nosotros, aunque, claro está, podemos practicar con los ojos abiertos si no supone distracción y si queremos asegurarnos de estar presentes en la realidad que nos envuelve.
No obstante, la práctica en grupo tiene una dificultad añadida y es que con el rabillo del ojo observamos y controlamos lo que pasa a nuestro alrededor. La competitividad nos afecta aunque no queramos porque está demasiado instalada en el núcleo de nuestro carácter. Ponernos una venda y no ver pero tampoco ser vistos ofrece un descanso a esa sutil comparativa además de permitir un trabajo sobre la coordinación de nuestro cuerpo y el desarrollo de una mayor sensibilidad.

 

Julián Peragón 

 

• Me gustaría proponer esta serie para comprender mejor los diferentes nieveles de intensidad que podemos marcar en diferentes posturas para que cada uno encuentre mejor su equilibrio sthira-sukha. A la vez es otra forma de progresar dentro de una serie para abordar la más alta intensidad pasando por fases previas. Esto nos lleva también a la comprensión de la necesidad de repetición para vivenciar la postura más profundamente después de haberla ensayado en las postruras previas. A esta serie le falta el principio y el final de escucha y algunos pasos previos que ya se recordarán en su momento.

 

 

Julián Peragón 

 

Está claro que Yoga es Unión y que toda práctica debería tenerlo en cuenta. No hacemos Yoga sólo para tener un cuerpo flexible y una musculatura tónica sino para hacer un viaje hacia dentro.Salir de la ignorancia y buscar la luz de la consciencia requiere de entrada estar receptivos a esa revolución interna. Orar, en todo caso, es hablar con lo más íntimo que hay en nosotros, abrir las ventanas de nuestra edificio estrecho y oscuro. Hacer Yoga invocando para que aparezca la comprensión en nuestra realidad. Quizá, entre muchos, Atmanjali mudra es un gesto directo hacia esa oración interna. Se dirige hacia el cumplimiento de un deseo de corazón, armoniza las polaridades que hay en nosotros y nos provee paz.

 

Julián Peragón

 

Sabemos que el Yoga, su práctica, apunta a la contemplación. En esa orientación hacia un fin elevado nos encontramos con samadhi, una experiencia extática. Esa quietud interna se refleja en la movilidad externa. Tal vez por eso entendemos que âsana se establece en la inmovilidad cuando las condiciones internas así lo requieren.
Forzar lo estático en el cuerpo a través de la postura sería absurdo, es la experiencia la que tienen que ir por delante. Cuando nuestro punto de partida es la agitación necesitamos un proceso gradual para ir encontrando una calma, una presencia. Es aquí donde nos parece que entra en juego la postura hecha de forma dinámica. El movimiento lento y preciso es un ancla para la dispersión de la mente. Es una pauta de atención para estar presente en el cuerpo.
El movimiento dinámico y repetitivo prepara además la musculatura del cuerpo, la apertura articular, la fluidez de la respiración. Nos deja tiempo, por así decir, para ir encontrando el punto de la postura inmóvil. Cuanto menos expertos somos o más rígidos nos encontramos, la versión dinámica de la postura es la más adecuada. Con el tiempo podremos ir a lo estático de forma más fluida.

 

Julián Peragón

 

• A la hora de prácticar no podemos ser rígidos porque las circunstancias cambian. Es posible que tengamos suficiente tiempo pero también que el tiempo sea escaso. Además a veces necesitamos un tiempo lento al practicar y otras, una mayor dinámica. Esta serie que os presento permite un triple enfoque. Por un lado, un acento en la respiración y en la dinámica de la misma postura, esto es, cambiamos en cada respiración, mantenemos una secuencia. Esto nos podrá llevar a un segundo enfoque donde lo importante será llegar y permanecer en la estática. Por último, tenemos una dinámica amplia que abarca toda la serie y que podemos hacer de una forma fluída si tenemos poco tiempo o queremos intensificar el aspecto aeróbico.

 

Julián Peragón