Resumen: Metáforas del Yoga
• YOGA COMO LA VIDA
Cuando somos jóvenes, somos impacientes, tenemos ganas de conocer todo, saber todo, probar todo y siempre con la mayor rapidez posible… y esto me recuerda a cuando empezó mi práctica de yoga, solo quería saber más, practicar todas las asanas, no practicaba ni pranayama ni meditación porque me parecía perder el tiempo el estar sentada contemplando mi ser.
Pero poco a poco y con el paso del tiempo todo se va calmando y ya no tenemos esa necesidad de probarlo todo, en la mediana edad empiezan a sugir otros problemas, estrés, ansiedad… que nos hacen tambalear nuestros cimientos, ya no sabemos quien somos… y aquí es cuando necesitamos parar, respirar y ordenar nuestra mente. Es la etapa del pranayama, aprendemos a conectarnos con nuestra respiración a ver que nos sucede, identificar emociones… y aquietar nuestra mente.
En la madurez, nos conocemos bien, la impaciencia de juventud a pasado, sabemos perfectamente como estamos en cada momento, controlamos nuestra respiración, somos conscientes y la vida nos ha enseñado muchas cosas. Ahora es momento de silencio, de interiorizar todo lo que hemos aprendido y vivido a lo largo de nuestras vidas.
El yoga es unión, es totalidad…
• LA SIEMBRA
En este caso he querido escoger un Niyama para explicar el Yoga a través de la metáfora. El Niyama en concreto es Tapas. Es el tercer Niyama y a la vez el primer aspecto del kriya yoga que propone Patanjali en el Sadhanapadah. La traducción literal de Tapas es “calor” o “ardor”, su raíz TAP significa “quemar”, “calentar”, “consumir”.
Traslado este Niyama al campo y a la preparación del mismo. Los campesinos antes de la época de siembra, queman todos los rastrojos, extraídos de la limpieza del mismo. Hacen arder todo aquello que impedirá que la cosecha sea provechosa. También preparan la tierra, la trabajan, la remueven, la abonan. Casi como un ritual, como una disciplina continúa. Tapas significa también disciplina en la práctica de Yoga, y de ella se recogen los frutos, así como en el campo de cultivo. Así se queman las impurezas, se trabaja la tierra para transformarla en frutos que alimentarán nuestro organismo.
Hablado de los frutos, como traduce Desikachar: “La eliminación de las impurezas produce un funcionamiento más eficaz del cuerpo”. Podemos decir, que si no haces este trabajo previo en tu “campo de cultivo” podrás obtener frutos, pero seguro que no tan abundantes, tan sanos o sabrosos que si trabajas la tierra, la limpias y quemas sus impurezas previamente a la cosecha.
• EL YOGA COMO UNA SEMILLA QUE SE CULTIVA
Como una semilla el yoga guarda en su interior esencia, fuerza, vida, amor, energía…Cuando descubres la tradición del Yoga se despierta o nace algo en tu interior, algo que está en esencia dormido y se va regando y cultivando como una semilla. La semilla se planta en tierra y se va alimentando de ella, del sol y el aire. Por un igual, la semilla del Yoga se va nutriendo con nuestra práctica, el prana de la respiración, la sabiduría milenaria de los maestros, la vibración del sonido de mantras, el aroma a incienso, la devoción y toda una serie de descubrimientos que hacen que se abra nuestro corazón y nuestra mente hacia otra manera de ver la vida. Vamos haciendo raíces como un árbol, crecemos, aprendemos, mejoramos como personas y se van abriendo ventanas al igual que un árbol crece y abre sus brazos a la luz, a la energía, a la vida. Con el cultivo de años y años este árbol puede hacerse muy grande y fuerte…enraizado a una tradición milenaria que si se trabaja acaba creciendo y dando bellas flores de las que crecerán frutos. Estos frutos darán alimento a otros seres y a la propia tierra, que a su vez puede hacer crecer otros árboles con sus semillas… Así es que esta tradición sigue viva en el tiempo como un árbol milenario.
• ¡TENEMOS ENTRADAS!