Centro simbólico: Montse Puig
Centro al Dios Sol
“Todo empieza con la vida y la vida viene del sol”
El sol, es el origen de todas las cosas que existen en la tierra, ha preparado las condiciones favorables de atmósfera y de temperatura, ha dosificado su luz y el calor para que la vida aparezca. La tierra contiene los mismos elementos que el sol pero en estado sólido, condensado.
El sol marca la vida de los seres y también es el iniciador de la cultura y civilización. Gracias a su luz podemos ver los objetos, las formas, los colores, las distancias, los movimientos… y así también observar, calcular, orientarnos, comparar…..Sin su luz y calor ninguna ciencia, religión o arte seria posible. Así pues el principio de todos los descubrimientos está en el sol.
Sin la luz y el calor del sol, los hombres no habrían podido experimentar sensaciones. Motiva todo lo que es dominio del corazón, por tanto es el origen del matrimonio, de la familia, de la sociedad y de todas las formas de colectividad. El calor es lo que acerca a los seres, lo que les da la capacidad de sentir, de emocionarse, de maravillarse, de rezar….Cuando el corazón muere, la vida encarnada se acaba.
Desde los más lejanos orígenes sabidos, el sol ha sido considerado un Dios. En la vida de los hombres más primitivos, todo dependía de la presencia inmediata del gran astro, por eso, eran los hombres, que hasta que no descubrieron los cambios cíclicos pero constantes del sol, se movían constantemente hacia aquellos lugares donde el sol y el agua dulce podían asegurar su existencia.
El sol es para nosotros, la única estrella visible que emite una luz continua, su constante presencia nos da permanencia, certeza y sobre vivencia.
En astrología rige el signo de Leo, vital y creador, reconocido por el que hace girar las cosas en torno a su persona. El sol representa nuestra capacidad de exteriorizar lo que llevamos dentro. Como cuerpo celeste es el centro luminoso de conciencia alrededor del cual giran todos los aspectos de la carta natal: actividades, pensamientos, sentimientos, sueños, anhelos, emociones…el sol es la síntesis, es el punto donde se completa todo, donde se centra todo, donde se organiza los diferentes aspectos que conforman nuestra personalidad para que nos sea posible funcionar en el mundo externo.
(Agosto es el mes de Leo y los cardiólogos han declarado Agosto, el mes del corazón)
El sol ha sido siempre venerado en las mitologías de todos los pueblos del mundo: Inti, el dios de los Quechuas, Kinich Ahau, de los Mayas, Lugh, dios solar Celta, Amaterasu, Diosa Solar del Japón, El Gran Yu, de la China….
En la mitología greco romana, más de una figura se asocia al astro celeste. Por una parte Helios, el propio sol griego, con su carro de fuego tirado por cuatro caballos. También se representa en el dios Apolo, protector de las Letras, Artes y Medicina, patrono de la belleza, el equilibrio y la armonía. Es considerado el dios purificador de los cuerpos. Dios del calor y del verano, su influjo hace germinar la naturaleza.
El templo de Delfos dedicado a Apolo, tenia la inscripción “conócete a ti mismo” se supone que la influencia del Dios, ayudaba -a través de una pitonisa- a encender la luz de la conciencia interior del consultante y disipar la oscuridad. Por lo tanto, Apolo es el portador de la luz y no la luz misma.
En la mitología hindú, es el dios que alumbra, vivifica y alimenta. En los Vedas se representa al Dios Sol, todo cubierto de oro y en su alabanza se invocan hermosos himnos védicos.
Su nombre principal es Suria, auque en varias escrituras sagradas hindús, se muestra con diferentes nombres según su activad o circunstancia. El culto a Suria, todavía se practica en la india y son numerosos los templos dedicados a él.
En el Sur de la India hay varios templos dedicados a Shiva, donde Suria tiene un pequeño altar que en determinados días de año queda iluminado por los rayos del sol.
El culto a Suria tiene relación con la curación de enfermedades de la piel, la ceguera e infertilidad.
Todas las imágenes del Dios sol corresponden a civilizaciones muy antiguas y apartadas entre si, no solo geográficamente, sino además en tiempo, pero todas, tienen en común, una fuente de rayos o irradiación de luz alrededor de la cabeza representando la cualidad irradiante del sol.
En el tarot, la imagen del Arcano del sol, el número XIX, muestra un enorme sol irradiando luz y calor, y bajo él, una pareja de niños en un entorno campestre.
Parece como si las cualidades solares se traspasaran directamente a sus personitas; vitalidad, calor, alegría, creatividad, vida renovada. La capacidad de gozar del presente, de ver la vida con ojos nuevos. Como el mismo sol que no puede reprimir su irradiación, independientemente de los efectos que produzca.
La existencia del sol no requiere de fe, ni de suposiciones, ni de creencias, no admite la duda ni dobles interpretaciones, esta ahí, es directamente visible, nadie especula sobre su existencia, es innegable e irradiante. Es el origen del mundo, de donde surge toda la creación. Es el sol capaz, de renacer en cada muerte.
En un futuro, nos alumbraremos, nos calentaremos y viajaremos con energía solar…incluso nos podríamos llegar a alimentar con la luz del sol. Todo lo que el hombre necesita está contenido en la luz del sol.
Montse Puig