Chakras: Introducción
• A lo largo de los Vedas (siglo VIII a.C.) y de las Upanishad que se le añaden (siglo IV a.C.) no hay ninguna mención de los chakras.
• Los Chakras aparecen claramente en la vía del Yoga, pero en el yoga tántrico. En manuales esotéricos aparecidos sobre el siglo V d.C. Tantrismo cuyo desarrollo pleno se sitúa entre los siglos IX y XII.
• Hay que decir que estos textos son voluntariamente oscuros, alusivos, incompletos. Y esto es así porque el tantrismo es un movimiento esotérico que reacciona contra el monopolio cultural de los brahmanes y por tanto se mantiene a la sombra. Y por otro lado, la iniciación requiere de la guía de un gurú y hay que evitar toda iniciación no controlada. Así el tema de los chakras está envuelto en un contexto esotérico, en una enseñanza elitista y reservada.
• El tantrismo (y el Hatha Yoga forma parte de él) rechaza el sistema de castas. Afirma que todo puede ser bueno para el procedimiento del yogui, incluso lo que está prohibido para la mayoría (de ahí que se coma carne, se beba vino, se haga el amor, se hagan sacrificios rituales en el ritual tántrico). Y después el tantrismo concede importancia especial al culto de la Sakti, a esa energía primordial que forma parte de la vida pero que es sobre todo un retorno al culto de lo femenino, de la madre original.
• ¿Qué es lo que pretende este yoga tántrico? Una disolución. Kundalini Yoga o Laya Yoga, donde Laya significa disolución. Se trata de disolver la forma material de la energía. Reunificando lo alto y lo bajo, la consciencia y la energía, Shiva y Shakti, lo masculino y lo femenino, la especie y el individuo. Así queda abolida la dualidad. El yogui se esfuerza en despertar esta energía dormida en la base de la columna, enroscada tres veces y media. La Kundalini, «la enroscada» es esta fuerza instintiva, a veces ciega, que hay, como símbolo, que rescatar y elevarla a planos más consciente e individuales. Tradicionalmente Kundalini viene a representar una especie de anillo curvado que es muy difícil de romper. Es precisamente esta dificultad de salir de la rueda inconsciente, de la inercia instintiva lo que viene a simbolizar la Kundalini.
• Ciertamente el yogui tiene una experiencia de esta Kundalini. Hay un movimiento energético poderoso, ascendente a través del eje central, y se experimentan remolinos energéticos en diferentes lugares a lo largo de este eje central. Hormigueo, calor intenso, vibración, etc, pueden marcan esta experiencia energética. Pero una cosa tiene que quedar clara, esta experiencia fundamental para el yogui no podría estar separada del contexto místico que está en la base ni del objetivo de disolución pretendido.
• Podemos decir que el yogui en el transcurso de su iniciación va «perforando» los chakras, uno tras otro, deshaciendo los granthi (nudos) con la ayuda de las diferentes herramientas simbólicas que tiene a su alcance y la energía liberada por la Kundalini despertada, hasta que esa energía Kundalini elevada se encuentra con el principio masculino y se producen las bodas divinas entre Shiva y Shakti, es el Samadhi, la iluminación, Mukti, la liberación.
• ¿Qué entendemos por chakra? Significa disco, rueda, círculo o torbellino. Y los debemos interpretar, siempre desde la perspectiva del yogui, como puntos de unión entre el cuerpo grosero y el cuerpo sutil. El cuerpo sutil es el soporte de las impresiones y los rasgos del individuo, las formaciones inconscientes que se llaman samskara y que definen un nuevo nacimiento en la rueda imparable de la vida que configura el karma de cada individuo. Cuerpo sutil donde están los residuos de otras vidas.
• Y si bien los chakra son este nexo entre cuerpos también habla de un símbolo. Cada chakra es la rueda del devenir de los seres, rueda de encadenamiento pues se manifiesta, en la persona común, como el lugar de los nudos o granthi que aprisionan a la persona en la dimensión ilusoria de maya. ya sea el poder, la posesión, el deseo, etc. El yogui tiene pues que perforar estas ruedas para pasar a otro nivel de realización. Los chakras pues no tienen que ver estrictamente con la realidad anatómica sino que son centros de la propia ascesis y de la propia práctica que en el yogui están en su propio cuerpo.
• Para el Tantra todo en la vida es sagrado, también el cuerpo es un templo donde reina la sacralidad. Así el iniciado descubre que hay una semejanza entre el macrocosmos, el universo que nos envuelve, y el microcosmos, el cuerpo donde habitamos. El cuerpo será la prolongación del cosmos y la psique las fuerzas que interactúan en él. Tiene que ver, para el iniciado, unas correspondencias sistemáticas entre el macro y el microcosmos. Cada elementos del mundo espiritual tiene que tener una correspondencia con el mundo material. Tal vez por eso el yogui vive en el cuerpo el reflejo de la evolución espiritual. No nos olvidemos que no se actúa desde un plano racional y lógico sino desde una posición mágica del mundo, desde un plano analógico.
• El yogui representa en los chakras un orden evolutivo, pues recorriendo este eje evolutivo es que el yogui recorre su camino espiritual.
• Esta energía Kundalini guiada es el motor de esta travesía. Entonces en cada chakra se produce un encuentro entre lo corporal y lo simbólico para transformar esta energía despertada.
• Cada chakra ha sido situado en un punto del cuerpo pero variable en número y localización dependiendo del gurú y de la escuela esotérica. Estas variaciones se explican porque la percepción es «sutil» y por tanto a veces difusa, pero también las variaciones son debidas a que son puntos de meditación y de concentración.
• Los nombres más comunes son:
muladhara, rueda de apoyo de la base.
svadhistana, sede del sí mismo.
manipura, abundancia de joyas.
anahata, el intacto.
visuddha, el purificado.
ajna, rueda del mandamiento.
sahasrara, la rueda de mil pétalos (pero no se sitúa en el cuerpo sino el Todo, en el Uno). Lugar de la separación y del retorno por donde el alma transita, en el nacimiento y en la muerte.
• Los chakras son estas etapas corporizadas de una evolución espiritual y los medios simbólicos para elevarse en este camino. Podemos recordar en otras tradiciones las ascensiones místicas. Los 7 dones del Espíritu Santo del que hablaba san Agustín (sabiduría, Entendimiento, Consejo, Fortaleza, Ciencia, Piedad y Temor de Dios) o la subida al monte Carmelo de san Juan de la Cruz. O por ejemplo las meditaciones en el Hesicasmo, o las etapas del Kakuan dentro de la folosofía Zen, etc.
• Si todo lo que hay en el universo tiene que tener cabida en el esquema de chakras, encontraremos en cada chakra los elementos constitutivos del universo (aire, agua, tierra, fuego y éter), una divinidad, un sonido o bija, sonido que representa a una divinidad, representado dentro de una forma mandálica (mandala que viene a representar el universo y que sirve como soporte de atención). Cada chakra tendrá un color, una cualidad de la materia, etc, etc.
• Pero es interesante ver como cada chakra es representado por una flor de loto con un determinado número de pétalos (4, 6, 10, 12, 16, 2, 1000). Para la tradición hindú el loto es un símbolo espiritual. Es esa flor inmaculada que brota del fondo de las ciénagas y simboliza el espíritu puro saliendo de la materia impura del cuerpo. El tallo de la flor es el eje del mundo por donde corre la Kundalini, y la corola es la expansión. Representando así tallo y corola los principios masculino y femenino del universo.
• Para el tántrico esta movilización de la energía se hace a través de una práctica sexual, que si es simbólica se llama, Tantra Vía de la mano derecha, y es puesta en acción, Vía de la mano izquierda. Esta unión sexual simboliza la unión y trascendencia de la dualidad, de los principios masculino y femenino.
• Este anclaje corporal de los chakras permite asentar una práctica para movilizar esa energía sexual que es la energía más densa del universo. Los símbolos en los chakras son guías en la meditación.
• Como imagen podemos poner el ejemplo del falo. Un falo no es un pene, es una representación de un poder, que el mismo pene hace gala cuando está erecto. La eficacia del falo está ligada a su valor de imagen o de símbolo, y desaparece cuando desaparece el soporte cultural del que toma este valor. Ningún falo puede engendrar un hijo pero sí las figuras fálicas pueden ser efectivas como ritos de fecundación, cosa que la visión de un pene no puede hacer. Como los menhires en los pueblos ancestrales.
• El chakra es real en la medida en la que constituye una etapa en la evolución del practicante hacia la disolución de la dualidad. Responden al poder que tiene la persona de poner el mundo en imágenes para hacerse una representación vivible y poder operar con él. Visualización, percepción, pensamiento y energía están profundamente interrelacionados.
• Tenemos que considerar a los chakras como bases de una visualización que guía la meditación a través del cuerpo, además de ser portadores de una cierta carga energética.
Julián Peragón