Fragmento_11. Desiderata

Avanza serenamente entre el ruido y el movimiento agitado y recuerda que puede haber paz en el silencio. Hasta donde sea posible sin rendirte, trata de estar en buenos términos con todo el mundo. Di tu verdad serena y claramente y escucha a los demás, hasta a los aburridos e ignorantes –ellos también tienen su historia– evita las personas agresivas y escandalosas; son espinas para el espíritu. Si te comparas con los demás puedes llegar a ser vanidoso y amargado porque siempre habrá personas más capaces y menos capaces que tú. 

Goza tus logros igual que tus planes. Guarda interés en tu propia carrera por humilde que sea; es una posesión real en los cambios de fortuna del tiempo, en los negocios sé cuidadoso; porque el mundo está lleno de trampas; pero no dejes que esto te ciegue a la virtud que existe–muchas personas están luchando por altos ideales y por todas partes la vida está llena de heroísmo– sé tu mismo, especialmente, no muestres tu afecto cuando no lo sientas. Tampoco seas cínico ante el amor, porque a pesar de toda la aridez y el desencanto, es perenne como el pasto. 

Acepta el paso de los años con cariño y entrega con gracia las cosas de la juventud. Alimenta la fuerza de tu espíritu para que te proteja y sostenga en la desgracia repentina; no te atormentes con tu imaginación; muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Además de seguir una auto-disciplina saludable, sé gentil contigo mismo. Tu eres una criatura del universo, igual que los árboles y las estrellas; tu tienes derecho a estar aquí y aunque sea o no bien claro para ti el universo se está desarrollando como debe ser. 

Por lo tanto, está en paz con Dios, no importa como lo concibas, y cualesquiera que sean tus trabajos y aspiraciones en la ruidosa confusión de la vida está en paz con tu alma. Porque a pesar de toda su farsa, arduos trabajos y sueños perdidos, es un mundo bello, ten cuidado, lucha por ser feliz.

 

 

Encontrado en: OLD. SAINT PAUL’S CHURCH BALTIMORE, MD., con fecha 1692.

 




Fragmento_10. Credo del cuentista

Creo que la imaginación es más fuerte que el conocimiento.

Que el mito tiene más poder que la Historia.

Que los sueños son más poderosos que los hechos.

Que la esperanza triunfa siempre sobre la experiencia.

Que la risa es el único remedio para el dolor.

Y creo que el amor es más fuerte que la muerte.

 

Anónimo

Es de un amigo de R.Fulghum que encontré por casualidad en internet.




Fragmento_09. Lo sagrado

«Lo sagrado no es una cosa. Es la cualidad luminosa de las cosas. Consiste en una irradiación que emana de todo lo existente, de cada persona y del universo entero. (…)

El misterio no constituye un enigma que, descrifrado, desaparece . Misterio es la profundidad de cada realidad que, conocida, nos desafía a conocer más permaneciendo siempre el misterio en todo conocimiento. Misterio no es el límite del conocimiento sino lo ilimitado del conocimiento. El conocimiento-misterio no es frío y formal. Está cargado de emoción, de significado y de valor. Por eso es un conocimiento realizado desde el corazón. Produce una experiencia interior traspasada de conmoción. La percepción de lo sagrado de las cosas es un elemento originario e irreductible.»

 

Leonardo Boff

 




Fragmento_08. Los 10 consejos de las tazas de té

Empezaba el otoño aunque todavía el verano resistía con sus calores. San Sebastián era una bonita estampa desde el Monte Ulía momento ideal para tomar una taza de té. Nuestro amigo sacó unas tazas blancas que le regaló hace mucho tiempo un maestro zen. Los garabatos escritos eran, lo imaginábamos, grafía japonesa que corría dulcemente de arriba a abajo y de derecha a izquierda.Probablemente frases de textos sagrados ininteligibles o himnos sagrados a las divinidades. Pero no, Nuestra amiga japonesa nos sacó de la duda mientras el té todavía se mantenía con su aroma tíbio. Eran diez consejos para la salud, diez piedras monumentales de sentido común que la tradición sabiamente ha hilado.

menos carne y más verdura

menos sal y más vinagre

menos azúcar y más fruta

menos comer y más masticar

menos abrigarse y más bañarse

menos palabras y más actuar

menos deseos y más hacer por los demás

menos preocuparse y más dormir

menos ir en coche y más andar

menos enfadarse y más reír




Fragmento_07. Bambú

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: «¡Crece, maldita seas!» Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No. La verdad es que se tomo siete años y seis semanas en desarrollarse. Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida diaria muchas veces tratamos de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.

Quizás por la misma impaciencia, muchas personas que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.

Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado. De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del

bambú japonés, y aceptar que no debemos bajar los brazos, ni abandonemos por no «ver» el resultado que esperamos, si está sucediendo algo dentro de nosotros: estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando este al fin se materialice. El triunfo no es mas que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.




Fragmento_06. Wabi-sabi

Cuando el anochecer se acerca a los valles, el viajero se pregunta dónde buscar cobijo para pasar la noche. Ve altos juncos creciendo por todos lados, los junta en una brazada, erguidos tal y como se mantienen en el campo, y los ata por arriba. Presto, una choza de hierba viva.

A la mañana siguiente, antes de embarcarse en una nueva jornada de viaje, desata los juncos y presto, la choza se deconstruye, desaparece y vuelve a convertirse en una parte prácticamente indiferenciable del amplio campo de juncos. El paisaje original parece restaurarse de nuevo, pero quedan trazas minúsculas del refugio. Algún junco doblado o entrelazado aquí y allá. Queda también la memoria de la choza en la mente del viajero, y el la mente del lector que lee la descripción. El wabi-sabi, en su forma más pura e idealizada, se refiere precisamente a estas delicadas trazas, a esta evidencia evanescente, en las fronteras de la nada.

 

Leonard Koren
Para artistas, Diseñadores, Poetas y Filósofos. Leonard Koren. Hipòtesi-Renart Edicions




Fragmento_05: Sendero con corazón

Cada cosa es un sendero entre un millón. Por lo tanto, tú debes siempre recordar que un sendero es sólo eso: una senda. Si sientes que no debes seguirlo, no deberás permanecer en él bajo ningún tipo de condiciones. Para poseer tal claridad deberás siempre llevar una vida disciplinada. Sólo entonces llegarás a saber qué es una senda, y que no debe haber afrenta para ti ni para otros por abandonarla, si eso es lo que tu corazón te pide. Pero tu decisión de seguir en la senda o de abandonarla, deberá estar libre de temores o ambiciones.

Te advierto. Debes mirar cada sendero con mucha atención. Pruébalo tantas veces como lo creas necesario. Luego pregúntate a ti, y a ti solamente, una pregunta. Esa pregunta es una que sólo haría un hombre de mucha edad. Mi padre me la hizo cuando yo era joven y mi sangre era muy vigorosa para que yo la entendiera. Ahora la comprendo y te la voy a repetir. ¿Tiene corazón este sendero?

Todas las sendas son iguales; no conducen a ninguna parte. Son senderos que cruzan el matorral o se internan en el matorral. En mi propia vida puedo afirmar que he recorrido senderos largos, muy largos, pero no he llegado a ninguna parte. La pregunta de mi benefactor tiene ahora sentido. ¿Tiene corazón este sendero? Si lo tiene, el sendero será bueno. Si no, no sirve. Ambas sendas no conducen a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no. Uno significará un viaje alegre; mientras lo recorras, serás parte de él. El otro puede arruinar tu vida. Uno te hará fuerte; el otro te debilitará. El problema es que nadie se hace la pregunta, y cuando un hombre termina por comprender que ha seguido un sendero sin corazón, ya está por matarlo.

En ese punto, son pocos los hombres que pueden detenerse a pensar y abandonar el sendero. Una senda sin corazón nunca podrá ser disfrutada. Tendrás que esforzarte incluso para recorrerla. En cambio, una senda con corazón es fácil, no te obligará a esforzarte para gustar de ella.

Para mí sólo tiene sentido recorrer los senderos que tienen corazón. En cualquier senda que puede tener corazón, allí viajaré, y el único desafío que vale la pena, es recorrerlo en toda su extensión.

Y allí viajaré, buscando, buscando sin aliento.

 

Carlos Castaneda
Don Juan. Un guerrero Yaqui, según lo relatara a Carlos Castaneda. Las enseñanzas de Don Juan.




Fragmento_04: El círculo del mundo

Permanecía yo entonces allí, de pie, sobre la más alta de las montañas y abajo, a mi alrededor, estaba el círculo del mundo. Y mientras allí estuve contemplé más de lo que pude describir y comprendí mucho más que lo hasta entonces visto; porque veía de un modo sagrado la forma de todas las cosas en el Espíritu y la forma de todas las formas, como si todo viviera unido cual si fuera un único ser.

Y contemplé como el círculo sagrado de mi pueblo formaba parte de los muchos círculos que componen el Gran Círculo, amplio como la luz del día y como la luz de las estrellas en la noche, y en su centro crecía un árbol poderoso y florecido, para cobijar a todos los hijos de una misma madre y de un mismo padre. Y vi que esto era sagrado.

Alce Negro

 




Fragmento_03: Los Oglala

Los oglala creen que el círculo es sagrado porque el gran espíritu hizo que todas las cosas de la naturaleza fueran redondas con excepción de la piedra. La piedra es el instrumento de destrucción. El sol y el cielo, la tierra y la luna son redondos como un escudo, aunque el cielo es profundo como un cuenco.

Todo cuanto alienta es redondo, cual el tallo de una planta. Puesto que el gran espíritu ha hecho que toda cosa fuera redonda, la humanidad debería considerar el círculo como sagrado, pues el círculo es el símbolo de todas las cosas de la naturaleza, salvo la piedra. También es el símbolo del círculo que forma el borde del mundo y, por lo tanto, el símbolo de los cuatro vientos que lo recorren. En consecuencia, es también el símbolo del año. El día, la noche y la luna se mueven en círculo por el cielo. Por eso el círculo es un símbolo de estas divisiones de tiempo y, por lo tanto, el símbolo de todos los tiempos.

Por estas razones los oglala hacen circulares sus tipis, hacen circulares sus campamentos y en toda ceremonia se sientan en círculo. El círculo es también el símbolo del tipi o del refugio o albergue. Si uno traza un círculo para adornar algo y ese círculo no está dividido de ninguna manera deberá entendérselo como el símbolo del mundo y del tiempo.

Cita de los oglala (sioux) que se encuentra en el olvidado clásico de Paul Radin (Primitive Man as a Philosopher), en «La interpretación de las culturas» Clifford Geertz Gedisa editorial.




Fragmentos_02: Los muy tontos

Los pemones de la Gran Sábana llaman al rocío Chirikeyeetakuu, que significa Saliva de las Estrellas; a las lágrimas Enu-parupue, que quiere decir Guarapo de los Ojos, y al corazón Yewan-enapue: Semilla del Vientre.

Los waraos del delta del Orinoco dicen Mejokoji (el sol del pecho) para nombrar al alma. Para decir amigo dicen Majokoraisa: Mi Otro Corazón. Y para decir olvidar dicen Emonikitane, que quiere decir perdonar.

Los muy tontos no saben lo que dicen.

Para decir tierra dicen madre, para decir madre dicen ternura, para decir ternura dicen entrega.

Tienen tal confusion de sentimientos que con toda razón las buenas gentes que somos les llamamos salvajes.

 

Gustavo Pereira