Yoga y lesión medular
Sólo existe el límite cuando uno lo reconoce. Si para cualquier ser humano es importante en su trayectoria personal reconocer el suyo, para una persona con una discapacidad, la importancia se convierte en necesidad. Si no hay conciencia de la discapacidad que se tiene y de los limites y secuelas que conlleva es imposible integrar con normalidad la discapacidad en la vida cotidiana de la persona que la sufre.
El yoga, al menos desde mi experiencia, es una herramienta magnífica para intentar encontrar el difícil equilibrio que representa reconocer las propias limitaciones. Su práctica requiere un triple esfuerzo suplementario para la persona con discapacidad;
a) Reconocer el choque emocional que representa enfrentarse con la realidad actual comparándola con la que se ha vivido anteriormente en el caso de discapacidades sobrevenidas;
b) Convivir con el recuerdo que le provoca el espejo que puede tener en los otros practicantes que no son discapacitados;
c) Resolver la complejidad que representa adaptar los ejercicios que se propongan a sus posibilidades motrices actuales.
Todo lo demás es “caminar” juntos la senda de la vida.
Lluís Remolí